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GENTE

CALOR

Mientras los participantes en el Tour, especialmente Miguel Induráin, suspiran por un poco de sol y los taxistas de Madrid cantan de alegría porque no se asfixian en sus coches durante este julio extraño, una ola de calor invade la capital griega, Atenas. Con unas temperaturas que alcanzan los 41 grados, el Gobierno griego ha puesto en alerta a los hospitales para atender posibles casos de afectados por desfallecimientos a causa del calor. Además, ha prohibido el acceso de vehículos privados al centro de Atenas, ha reducido a la mitad el número de taxis y ha recomendado a la población cuidar especialmente de las personas mayores, así como permanecer en el interior de las casas. Muchos atenienses tratan de mitigar el agobio de las asfixiantes temperaturas chapuzándose en las fuentes públicas, mientras el Gobierno ha suprimido la entrada a las playas. Los pabellones deportivos y los edificios públicos que disponen de aire acondicionado han abierto sus puertas para el libre acceso de los ciudadanos. Estas medidas preventivas tienen una explicación: en el verano de 1987, la combinación de las altas temperaturas y la contaminación atmosférica fue la causa de centenares de muertes en Atenas.-

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