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TEATRO: INFANTIL

Las buenas intenciones de 'Cantando bajo la mesa' en el teatro Lara

En su nueva andadura, el teatro Lara acomete las producciones infantiles con voluntad de hacer espectáculos de calidad profesional y potenciar al futuro espectador adulto con montajes bien construidos. El actual equipo de la sala, encabezado por su director, Luis Ramírez, quiere ofrecer montajes basados en textos clásicos y nuevos de calidad literaria, con intención de montar a Lorca, Benavente o Michael Ende, pero de momento tienen en cartel el musical Cantando bajo la mesa, de Hugo Midón, popular en Argentina por las series de sagas familiares para televisión.Tres actores que no han recibido el libreto, con la sala llena de gente, deciden improvisar, inventar una historia de aventuras y hacer una función con apenas tres mesas versátiles que harán las veces de vagones de tren, barcas, casas o cohete espacial. El director, Jordi David, ha querido conectar así con un aspecto importante, aunque en claro retroceso, del juego infantil, que inventa maravillas con una caja de cartón.

No esconde esta parquedad escenográfica un simple ahorro de medios, no hay truco ni intención engañosa, el despliegue de efectos y técnicas no se queda corto. Por ejemplo, el que recrea el fondo del mar en el que se utiliza luz negra para iluminar los peces en movimiento. Sin embargo, la pobre manipulación de estos muñecos, bien construidos, es una de las carencias más notorias de la función.

Como buen musical, el plato fuerte de Cantando bajo la mesa son las 16 canciones' y números coreográficos que exhibe. Como variedades para niños, Cantando bajo la mesa seria una buena muestra, ya que aborda con acierto todo tipo de ritmos, desde el rock más movido a las lentas baladas, la rumba o el mambo, y ello porque Jordi David ha contado con elementos esenciales para el musical, las buenas voces de los actores y unos correctos arreglos musicales, a cargo de Tito Dávila, colaborador del cantante Miguel Ríos.,

Las coreografías de Ángela Arranz, sin pretensiones, rozan a veces la parodia y provocan las risas de los chicos, al igual que los diálogos, teñidos de un humor absurdo.

Cantando bajo la mesa. Teatro Lara. Corredera Baja de San Pablo, 15. Días 29 y 30 de junio, a las 18.30. Desde 600 a 850 pesetas.

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