El alto promedio de tarjetas preocupa a la UEFA
Un total de 38 tarjetas amarillas más dos rojas en los seis primeros partidos de la Eurocopa. El saldo es tan descorazonador para la organización que la UEFA, por boca de su presidente, el sueco Lennart Johansson, ha advertido a las 16 selecciones que no basta con que sus jugadores luzcan el logotipo del fair-play en la camiseta sino que además hay que practicarlo. La UEFA estudiaba ayer el asunto, y decidió aconsejar a los árbitros que sigan por el mismo camino y no levanten la mano. A igualdad de partidos, en el Mundial 94 se mostraron prácticamente la mitad.El comunicado afecta de forma especial al equipo español. Pizzi fue expulsado en el partido contra Bulgaria mientras que Caminero, Amor, Abelardo y Sergi resultaron amonestados, balance bastante parejo al de los búlgaros: tres amarillas y una roja. Los otros partidos registran unos números parecidos. Hubo seis tarjetas en el inaugural entre Inglaterra y Suiza; 10 en el que enfrentó a Alemania y la República Checa; y siete en el último de la jornada del lunes, el Dinamarca-Portugal. Ayer, cuatro en cada uno.
Un partido para Pizzi
El comité de competición, sin embargo, realizó ayer una interpretación más benévola que los árbitros, y decidió que Pizzi sólo sea sancionado con un partido y que la Federación Española de Fútbol abone una multa de 6.000 francos suizos (unas 600.000 pesetas) por las tarjetas acumuladas en el primer encuentro."Era justamente la sanción que yo esperaba", aseguró el ariete español , que no podrá alinearse contra Francia, pero podrá reaparecer ante Rumanía, al igual que Nadal (arrastraba una sanción de dos encuentros al llegar a la Eurocopa). "La prensa y los compañeros especulaban con dos partidos de castigo, pero lo justo es uno, porque mi acción, no fue intencionada y si el árbitro hubiera sacado la tarjeta amarilla en lugar de la roja nadie habría reclamado la expulsión. Estoy seguro que si en la cancha hubiéramos estado entonces 11 contra 11 y no 10 contra 11 no me habría echado".
Pizzi, sin embargo, defendió a los colegiados. "No es un problema de que los árbitros hagan una interpretación severa del reglamento", advirtió, "si no que los partidos son disputados, equilibrados, nos jugamos mucho y la agresividad es superior a la que se registra en un campeonato de Liga". "Más que un asunto de criterio es una cuestión de actitud de los futbolistas. No se juega con mala intención, pero sí con la fuerza y la agresividad que pide el fútbol actual".
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