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Variaciones sobre un mismo caso

Tele 5 emite una versión editada de 'Murder One' sólo con la historia principal

Muerder One es un perfecto engranaje de intriga judicial que ha seguido, en sus primeras 11 entregas, la regla básica de la escuela de Steven Bochco (Canción triste de Hill street, La ley de Los Ángeles): una importante trama central, en esta ocasión del asesinato de una quinceañera entregada al sexo y las drogas, trufada de pequeños casos paralelos ajenos al meollo de la cuestión. Cuando los productores americanos apreciaron un descenso de la audiencia eliminaron este entramado secundario. Lo hemos apreciado en los últimos capítulos, desde la formación del jurado. Tele 5 ha tomado el testigo de esta idea y ha comenzado a emitir este viernes (a las 0.10), como complemento a la serie original (programada los lunes a la 21.30), un espacio que recupera sólo el caso Jessica Costello desde el primer episodio. Esta versión adaptada de Murder One, realizada por la propia cadena, se emitirá hasta el 26 de julio. El lunes 29 se conocerá al asesino.El resultado de este experimento de Tele 5 es curioso. Por un lado refresca la memoria del espectador, hasta ahora sobrecargado de datos y confundido por las sorprendentes vueltas de tuerca del misterio, acercándole detalles que parecían olvidados: la juez es la misma que condenara a Neil Avedon por estrangular a un cisne (cuchicheándole antes al abogado Ted si no se daba asco a sí mismo por los métodos empleados), cómo nace la obsesión de Richard Cross por el joven actor, la creciente desconfianza entre el defensor y el millonario... y se hace de forma directa, sin concesiones, en un abigarrado pero siempre atractivo crescendo dramático.

La reaparición de personajes como Francesca Cross, la esposa del principal sospechoso, o de Beverly Nichols, la tapadera que más tarde dará paso a otro asesinato y al descubrimiento de la bisexualidad de Richard Cross, crean más desconcierto entre quienes siguen semana a semana los avatares de Murder One.

Por otro lado, este montaje especial confirma la lenta pero lógica aproximación de la serie original al caso de Jessica Costello: el episodio piloto queda ahora reducido a 18 minutos. Con esta mutilación no hay tiempo para conocer a los abogados del bufete que lleva el caso (hemos de recordar que la homosexualidad del secretario de Ted se descubrió en una de esas tramas paralelas, por ejemplo), sacrificando el clima y el ritmo (mucho menos que en el salvaje corte a publicidad durante una apasionante conversación entre Ted y Richard Cross), así como una estructura concebida para acabar en alto cada episodio. Por lo menos los efectos de realización -primeros planos, fundidos anunciados con ralentí...- permanecen inalterables.

La experiencia permite a los rezagados recuperar las pistas perdidas en la que es, sin duda alguna, una de las mejores series de televisión de los últimos años. Sin embargo, roza la saturación al eliminar el juego de un hábil guión que avanza a golpe de diálogos brillantes, personajes de mil caras y situaciones inesperadas. No hay respiro en esta recopilación de ambiciones, mentiras, manipulaciones y abusos de poder. Es el primer caso de una intriga a dos velocidades.

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