España brilla en el escaparate mundial

Los dos próximos meses van a decir mucho sobre la actual realidad del deporte español. Somos una potencia de primer orden, pero queremos que el éxito dure. El deporte español tiene ya sus apellidos ilustres (con Induráin como jefe de filas) y empieza a sacar a escena a jóvenes de una segunda generación. Ahora se trata de saber si hay relevo. Los especialistas dicen que sí. Los hechos han de demostrarlo.En un día como el de ayer el deporte español compitió al máximo nivel en varios frentes a la vez y esa riqueza empieza a ser un hábito del que disfruta el ciudadano. España consiguió la segunda plaza en el Europeo de balonmano, su mejor clasificación, después de celebrar una difícil clasificación para los Juegos de Atlanta. Al mismo tiempo, Arantxa sobrevivió [el partido de Conchita se aplazó por la lluvia cuando iba ganando] a la última semana entre los 20 tenistas españoles que accedieron al cuadro de participantes de Roland Garros, un número también sin precedentes por su exensión. Al otro lado de Europa, Carlos Sainz inició su enésimo asalto al Mundial de rallies en Grecia y, cerca de los Alpes, Induráin afinó su preparación para una empresa sin precedentes: ganar el sexto Tour o muy lejos de allí, Abraham Olano corre para ganar el Giro. Todos ellos luchan por primer puesto, por el éxito final.

En Madrid, el atletismo español celebra lo que hace el mediofondista Roberto Parra, que no deja de sorprender a cada carrera.

La cuenta atrás comenzará el sábado, cuando se inicie la Eurocopa, a la que España acude bajo la condición de aspirante en toda regla. Veremos cómo acaba Roland Garros, el Giro, el Tour, Wimbledon, el Open Británico y Atlanta 96. No hace mucho, este calendario era una invitación al sufrimiento. Ahora se trata de ganar.