El Real Madrid se queda fuera de Europa
La agónica victoria en Zaragoza, de penalti, no le sirve al equipo de Arsenio
El Real Madrid se quedó fuera de Europa. Colmo les sucede a los malos estudiantes, dejó los deberes para el último momento y su agónica victoria en La Romareda no le sirvió para enmendar su aciaga temporada. El partido tuvo más tensión y emoción que juego, especialmente en el primer periodo, pero en definitiva fue un perfecto reflejo del penoso estado de juego que ambos contendientes han exhibido esta temporada. El choque también permitió que ciertas tensiones acumuladas durante la temporada salieran a la luz, hasta el punto que Raúl y Arsenio se encararon cuando fue sustituido el delantero.Los jugadores madridistas salieron decididos a resolver cuanto antes para meterle presión al Tenerife. Se hicieron con el control del esférico y se apropiaron del medio campo, metiendo balones a un solitario Raúl que se bastó para complicar la existencia a la zaga zaragocista. Al cuarto de hora, Solana tuvo que sacar bajo los palos un remate del delantero madridista, cuando ya había superado a Juanmi, y a un minuto después Amavisca obligó al meta del equipo aragonés a emplearse a fondo.
El Madrid era autoritario, movía el balón con fluidez y buscaba con intención, entrando desde atrás, la meta rival. Tenía algunas dificultades en defensa pese a acumular cinco hombres, especialmente por la lentitud con la que circulaba el balón en esa zona. El gol merodeaba las inmediaciones de Juanmi, que a los 19 derribó clarísimamente a Amavisca cuando había desbordado a la defensa. Hierro marcó el gol que sería definitivo.
El partido se transformó, sin embargo, un par de minutos más tarde. El público reclamó un penalti sobre Morientes y hasta el descanso el objetivo tanto del público como de los jugadores zaragocistas fue Fernández Marín. En cinco minutos mostró otras tantas cartulinas a los jugadores locales, que se olvidaron por completo del fútbol.
La seriedad del juego madridista se mantuvo. No cayó en la trampa de la confrontación física y aunque el Zaragoza se acercaba con más intención a Cañizares, era de los blancos el mayor peligro. Incluso Fernández Marín no se atrevió a pitar un clarísimo empujón de Cáceres a Amavisca.
El panorama cambió tras el descanso. Los goles del Tenerife parecieron apagar al Madrid que recobró la imagen triste de buena parte de la temporada. Sucumbió ante la presión del Zaragoza, que tuvo un sinfín de oportunidades ante Cañizares. El empate parecía próximo, pero la falta de acierto ante el gol era clamorosa. Sólo Poyet inquietaba. Se echó el equipo a sus espaldas y lo llevó hacia arriba.
Los minutos finales sólo sirvieron para que Raúl explotara. Cuando a falta de dos minutos fue sustituido por Iván, se plantó frente a Arsenio y le pidió explicaciones con gestos muy expresivos. El técnico gallego y García Remón saltaron del banquillo. El primero le siguió hasta el túnel de vestuarios gritándole y el segundo entrenador se metió con el delantero hacia el vestuario. Fue la última expresión de la fractura que muestra el actual Real Madrid.
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