Fermín Vélez hace historia en Indianápolis

Las 500 millas de Indianápolis son como el Tour de Francia, el Grand National o la regata Oxford-Cambridge. Forman parte de la historia viva del deporte mundial. Pero han tenido que pasar 80 ediciones antes de que un piloto español consiga participar en la legandaria prueba automovilística. Esta tarde, cuando suene la tradicional frase Gentlemen, start your engines (caballeros, enciendan sus motores), Fermín Vélez será el primero.El piloto barcelonés, de 36 años, es un veterano de los circuitos. Ha corrido en todo el mundo y en casi todas las categorías, aunque nunca llegó a pisar la Fórmula Uno. Cansado de buscar apoyo en España, se marchó a correr a Estados Unidos y allí logró el título de IMSA la temporada pasada. Ese fue el trampolín que le valió el salto a las carreras de Fórmula Indy. Hoy cumplirá uno de sus sueños: correr las míticas 500 millas.

Vélez partirá desde la décima fila con el único objetivo de terminar la carrera, que durará tres horas. "Esta prueba es muy complicada", comenta el piloto. "No se puede comparar con nada, es increíble. No puedes permitirte ni un solo momento de relajación, el muro te espera". El óvalo de Indianápolis tiene cuatro kilómetros y está formado por cuatro rectas y cuatro curvas. Los bólidos, con una potencia cercana a los mil caballos, alcanzan los 400 km/h.

"Cuando entras en la curva, da la impresión que el coche no girará", explica Vélez. "Lo más difícil es acostumbrarse a pasar siempre a fondo por los virajes. Y no hay margen para el error". Como prueba irrefutable de la peligrosidad de esta carrera, la semana pasada se estrelló contra el muro y murió el piloto que había logrado la pole-position para las 500 millas, Scott Brayton.

A pesar de que esta temporada se ha producido una escisión en el máximo nivel del automovilismo estadunidense, con la disputa de dos campeonatos paralelos, las 500 millas de Indianápolis son la carrera más importante en América. Se espera la presencia de más de 300.000 espectadores.