"Los subcampeonatos no se celebran"

El Valencia encajó el golpe poco a poco. El presidente escuchó los goles del Atlético, en directo, de modo que pronto comenzó a sentir cómo la Liga se esfumaba. Los jugadores tardaron algo más en conocer que su esfuerzo estaba siendo en vano, y saltaron al campo en la segunda mitad con noticias de lo que ocurría en el Calderón y la conciencia de que poco había que hacer. Así que cuando finalizó el partido, Francisco Roig ofreció sonriente su receta contra la decepción: fichajes. "Esta semana habrá sorpresas", aseguró."No podemos jugar en dos campos", lamentó Roig. Tampoco pudo hacerlo Mijatovic, que debió disimular su decepción por el fracaso del Real Madrid. El montenegrino dijo que no le importa estar fuera de Europa la temporada próxima. Primero hizo oficial su fichaje y después halló consuelo en la Liga española: "Es la segunda mejor de Europa, casi la primera, tan poderosa como la italiana, así que los demás resultados no van a influir en mi decisión". El delantero valencianista se mantuvo firme: "Sabía de antemano lo que podía ocurrir y estaba decidido. No va a afectar a mi decisión". Mijatovic, autor de un gol, igualó de paso la marca establecida por el argentino Kempes, quien también marcó 28 tantos en una temporada.

Luis Aragonés lo negó todo. Fiel a su teoría de que lo importante iba a ocurrir en Balaídos, el entrenador del Valencia aseguró que hasta finalizado el partido desconocía la suerte del Atlético-Albacete. Lo que sí sabía eran las dificultades que le iba a plantear el Celta. "Venía diciendo durante toda la semana que era un rival peligroso y agresivo, que no ha perdido ningún partido en su casa desde octubre". Para Aragonés, el empate fue lo más justo. Juan Cruz Sol, que hace las veces de delegado y que formó parte del equipo que ganó la Liga en 1971, dijo que, a pesar de todo, "este equipo le ha devuelto la ilusión a la afición. El Valencia ha hecho un gran campeonato y ha hecho méritos para ganarlo".

Con el Valencia emprendieron camino de regreso 4.000 seguidores. Francisco Roig les agradeció su apoyo, pero lamentó no tener nada para celebrar. El presidente de la Comunidad Valenciana, Eduardo Zaplana, le transmitió su felicitación y ofrecerá al equipo esta semana una recepción. Pero Roig es realista: "Los subcampeonatos no se celebran".

Los aficionados que se desplazaron a Vigo para asistir al encuentro buscaron consuelo en la enorme campaña que ha realizado su equipo. Cruzaron el país de punta a punta para encajar el golpe y contemplaron el juego bajo la lluvia en una noche gris. Los seguidores del Valencia intentaron engañar a los suyos durante el primer tiempo con el señuelo de cánticos de victoria. Mijatovic pareció picar el anzuelo con un gran gol al filo del descanso, pero el apoyo de su público se diluyó en la segunda parte a la espera de un milagro, lo mismo que el partido. Al equipo levantino le queda el consuelo de haber animado el campeonato y arrogarse un protagonismo que ha dado vida a la Liga hasta el día final. Tras el desenlace, los hinchas hicieron balance y recuperaron el bullicio: se fueron del estadio gritando como si hubiesen ganado.

El numeroso grupo de seguidores del Valencia no encontró en Balaídos un ambiente hostil y tuvo ocasión de disfrutar por última vez con el juego del goleador montenegrino, un hombre que marcado una época en el conjunto de Mestalla y al Francisco Roig se dispone ahora a buscar sustituto. Cuando el gol del Celta llegó, en el Calderón la fiesta ya había comenzado.