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FÚTBOL 41ª JORNADA DE LIGA

La pasión vivió en la grada, no en el campo

El Athletic empata el 'derby' vasco en Anoeta con un gol de penalti

Días antes, horas antes, minutos antes el derby vasco era una soflama incendiaria, un laberinto de pasiones y anuncio de venganzas cruzadas. Pero en el fondo cuando las presuntas víctimas y los presuntos justicieros accedieron a la pradera todo el escenario se fue a pique. Poco importó que en el primer minuto Craioveanu aprovechara un error colegial de LarraInzar para batir a Valencia o que a la media hora Albístegi obtuviera el segundo tanto cuando el Athletic defendía su mejor fútbol muy lejos de Alberto.Teóricamente era el preludio de una goleada o lo que es lo mismo la condición precisa para que la venganza se llevara a efecto. Y, sin embargo, en el césped faltaba calor, tensión, incluso ambición. La grada hervía ante un partido gélido.

Cuando el público, enardecido, clamaba por la goleada, los donostiarras disfrutaban de una jornada campestre. El derby apagó las velas y en esa oscuridad se vislumbró el talento natural: Etxeberría superó por enésima vez a la defensa y puso el balón en la cabeza de Guerrero que no acostumbra a perdonar. El gol era el suero que buscaba el Athletic para que el partido recuperase las constantes vitales.

Por el contrario el gol del Athletic exacerbó el espíritu conservador de los donostiarras que se fueron otros 10 metros más atrás oxigenando a su rival que se adueñó del balón e impuso el ritmo del partido. El conjunto de Irureta apuraba entonces las sobras de su victoria.

El partido perdió la lucidez. El Athletic imponía su estado de necesidad y el ansia le valía para dominar a un rival que sesteaba al gusto de sus figuras.

En la cuesta abajo encontró el Athletic la resurrección aunque necesitara una intervención de urgencia de Díaz Vega que sancionó como penalti una entrada de Fuentes a Etxeberría presumiblemente ejecutada fuera del área. Garitano no desaprovechó la invitación y obtuvo el empate que buscaban los rojiblancos y que vieron perdido desde el primer minuto.

El resultado revivió a la Real Sociedad no tanto por lo que significaba como por la forma en que se produjo. Sólo por esa afrenta el partido restableció el tono de disputa perdido hacía muchos minutos. Pero para entonces el Athletic había recuperado la moral. Tenía la pinta de un equipo compacto, suficiente para mantener un resultado al que no estaba invitado.

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