Famosos en jaque

Algunos dicen que el ajedrez es el deporte más violento que existe, por dos razones: la derrota mental duele más que la física y la tensión debe reprimirse en absoluto silencio. Ni siquiera el supuesto carácter lúdico de las exhibiciones de partidas simultáneas inválida ese principio.Valeri Sálov, uno de los mejores jugadores del mundo, fue casi implacable en la que dio ayer en el hotel Chamartín. El entrenador del Atlético de Madrid, Rádomir Ántic, el escritor Julio Llamazares y otros ilustres personajes de la cultura, la política y la economía fueron cayendo tras arduos sufrimientos; sólo cuatro héroes lograron tres empates y una victoria.

El acto sirvió para presentar el Torneo Comunidad de Madrid que empieza hoy en el Auditorio de la ONCE. "La principal diferencia del ajedrez con otros deportes es la falta de actividad locomotora", dijo Julio Legido, director general de Deportes de la Comunidad, en su discurso. Sin embargo, olvidó un matiz apenas visible por el paño verde que cubría las mesas: algunos participantes daban rienda suelta a sus nervios pedaleando sin cesar.

Ántic reconoce que es "un mal perdedor, incluso en encuentros amistosos de tenis o ajedrez". En consecuencia, ayer sufrió "casi tanto como en el banquillo". Su carencia de técnica de aperturas (primeras jugadas) y el rigor de Sálov, conocido por su gran sentido de la profesionalidad, provocó serios problemas desde el principio para el entrenador yugoslavo. Sus constantes resoplidos tenían un múltiple origen: el calor de la sala, la presión de Sálov y el teléfono móvil que sonaba de vez en cuando.

Para colmo, un periodista y un camarógrafo de Antena 3 intentaron entrevistarle en plena partida. Cuando inclinó su rey, después de tres horas de lucha, Antic reconoció su inferioridad: "Me ha obligado a defenderme, y ese no es mi estilo. Espero que mi presencia haya contribuido a promocionar un deporte que amo desde pequeño".

A su izquierda, la diputada canaria María Bernarda Barrios, única mujer participante, había lanzado una declaración de principios: "Estoy segura de la victoria; y si no, ofreceré un pacto". Así fue, Sálov rechazó la primera propuesta de tablas pero aceptó caballerosamente la segunda.

Otros cayeron tras una larga agonía. El diputado canario Jesús Gómez, que presidió recientemente la mesa de edad del Congreso, logró transformar su longevidad en el privilegio de jugar con las piezas blancas, que cuentan con la iniciativa, pero no fue suficiente: "He perdido por escorarme hacia la derecha; mi sitio es el centro". Llamazares dio la explicación más rotunda del sufrimiento colectivo, al romper el silencio sepulcral durante la partida: "Estoy jodido".