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Molina hechiza un duelo menor

España empata ante Noruega el último partido amistoso antes de la Eurocopa

José Sámano

En un choque despojado de todo aquello que engrandece el fútbol -la emotividad, el hechizo en las gradas y la aptitud de los actores- Clemente hurgó en su chistera y tiñó de espectáculo el esquelético estadio Ullevaal de Oslo. Bostezaba el partido allá por el minuto 76 y España silbaba el último trecho del duelo con sólo diez jugadores. López se había lesionado varios minutos antes y a la selección sólo le quedaba un cambio. Calentaba Sergi, aquejado de una contractura, y tras muchos minutos de espera algo se retorció en el banquillo español. El barcelonista tampoco estaba inscrito para poder jugar y Molina, en su primera convocatoria, escupía su zamarra de portero suplente y se enunciaba el número trece. Ahí estaba Clemente, más trilero y prestidigitador que nunca, lanzando al portero rojiblanco sobre el interior izquierda. ¡Vaya, vaya con los porteros de trazo moderno!. De la mano de Antic, Molina se ha revelado como extraordinario defensa libré. Del puño de Clemente dejó rastro como puntero. El órdago del técnico vasco fue explosivo. Y más incendiaria aún fue la jugada del minuto 83, cuando Molina, de un zurriagazo con la derecha, estuvo a punto de marcar.Al margen de la rocambolesca historia, España cumplió con el objetivo de su técnico. Pragmático como pocos, Clemente había suspirado en las horas previas por un resultado positivo. Lejos d e aprovechar el último amistoso antes de la Eurocopa a modo de laboratorio, el vasco había apelado al marcador, como un guiño malicioso para sus enemigos en Inglaterra. "A esos tíos no les gana nadie", debía resonar en el mapa futbolístico europeo. Cierto que Noruega es poco más que nadie. Y cierto que España lleva 21 meses sin perder. Tan cierto como que la selección española de hoy está. más sutilmente perfilada que aquella que visitó Estados Un¡ dos en 1994.

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No es que en Oslo esculpiera un partido de gracia. Pero de nuevo dejó entrever que Clemente ha apostado por un grupo más saludable en torno a la pelota, de menor corte defensivo. Sobre el desplobado estadio Ullevaal, España articuló su juego a partir de una defensa lineal de cuatro jugadores muy adelantada. Atrás han quedado los tiempos de los tres centrales: Para la salida de la pelota el equipo estuvo vertebrado sobre Hierro y Amor, con Julen de enlace con Pizzi, y Luis Enrique y Manjarín sobre la cal. Y para Amor y Guerrero sí fue un examen. Su plaza en Inglaterra no está reservada.

El azulgrana, repescado tras vanos meses de ausencia, cogió el puesto habitual de Donato. Una posición dispuesta por Clemente para jugadores de rango industrial, capacitados para el cuerpo a cuerpo. La presencia de Amor junto a Hierro dio un aire más fresco al equipo. Con Hierro y Donato, dos futbolistas del mismo corte, el juego de España es más mimético. Con el jugador del Barca el equipo adquiere dos velocidades: el pelotazo largo y poderoso del madridista, y el toque más corto y delicado del azulgrana. Además, Amor tiene más llegada. Sobre este cambio de ritmo, España tejió lo mejor del partido en la primera media hora. Se enganchó el trote supersónico de Luis Enrique y Manjarín para agrietar la espesa defensa noruega. Tres remates de Pizzi rozaron el gol. El hispano-argentino, muy dinámico toda la noche, nunca pudo conectar con Julen y ello desnudó a España en la ofensiva. El vasco no acaba de iluminarse con la selección y discute su puesto con un puñado de futbolistas de enorme talento: Caminero, Fran, De la Peña, Kiko, Raúl... El indiscutible crédito de Julen como llegador y su estrecha relación con el gol no han aflorado en el equipo nacional en toda su extensión. En Oslo dibujó otra noche triste: pasó de puntillas. Ni estuvo en el área, ni en la zona de suministro. Demasiado cerca de Pizzi apenas dejó huella.

Tras las irrupciones de Pizzi el partido fue perdiendo peso de forma progesiva. El cansancio español, el pulso amistoso del choque, y la irrupción de Molina Convirtieron el encuentro en una especie de timba alocada. En un tránsito de ida y vuelta con todos los jugadores descarrilados. Pero la sólo presencia de Molina como extremo mantuvo la recta final. Si Clemente quería eco, sin duda lo tendrá: "A esos tíos -los españoles- no les ganan ni con un portero de interior izquierda".

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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