Vuelve la mesa camilla
Más costumbrismo, discusiones de bar y tono rancio para la noche del lunes en TVE-1 y Antena 3
, A menos de un lustro del siglo XXI, mientras la red de Internet rompe las barreras de comunicación interplanetarias y Tele 5 ofrece una sesión doble con las series Murder One y Expediente X, los lunes por la noche Televisión Española (Carmen y familia, con Beatriz Carvajal) y Antena 3 (Menudo es mi padre, con El Fary) resucitan ese formato de mesa camilla unido a la imagen de "frutas selectas" que tantas pesadillas causó a Maruja Torres durante la pasada campaña electoral.El estreno simultáneo permitió al zapeador nato jugar al salto de una serie a otra, descubriendo unas similitudes más que sospechosas: ambas apuestan por el decorado de barrio, Ios quioscos de prensa, las comidillas entre marujas y las familias unidas por unos valores puestos en tela de juicio en sonoras discusiones de barra de bar. El zapping descubría, pues, los límites de la España del colesterol: en TVE-1, con unas vecinas despellejando la suerte de la dueña de la mercería y su hija, a la sazón preñada en un vis a vis con su ex secuestrador y futuro marido; en Antena 3, con un taxista estreñido que, a pesar de sus pantalones de nylon, presume de ligón y se encuentra con el fruto de una experiencia en la tercera fase con una sueca en Benidorm.
Carmen y familia, en principio heredera de los personajes de La estanquera de Vallecas, cuenta con una realización balbuciente, una factura penosa y un guión que atenta contra las reglas básicas del género: largas secuencias de diálogos gratuitos -cuando no tópicos-, una trama que esconde datos al espectador (a los 45 minutos todavía no se sabe de qué va el asunto) y una intriga abortada en el mejor momento (el encuentro de los protagonistas en un programa de televisión, presentado por una suerte de Nieves Herrero, pasa totalmente inadverido). Aburrido, sin un solo gag, con las actrices perdidas (la magnífica Analía Gadé no se merece esa humillación vestida de Cupido cantarina) y técnicamente chapucero, el episodio piloto resulta indigno del horario de noche.
Es el aspecto formal (se recurre incluso a la stady-cam-una cámara para planos especiales-, qué desperdicio) lo que hace de Menudo es mi padre un producto más elaborado. Pero las apariencias también engañan: domina el tono rancio que recuerda las peripecias casposillas del cine del desarrollismo, incapaz de superar la máxima del hombre y el oso; además, la química entre El Fary y Kitty Manver es todo un reto a la física. Antigua, predecible, la serie de la cadena privada supura además un machismo (ellos pueden echar una canita al aire,ellas tienen bastante con fregar y sufrir) unido a la estética de taxista descontento-con-la-inseguridad-ciudana-de-la democracia.
Pues nada, que vuelva la mesa camilla, que desempolven la cutrez; aunque algunos se resistan, apenas queda un lustro para el siglo de la realidad virtual.
[La noche del lunes incluyó el estreno de las dos telecomedias Carmen y familia, en TVE- 1, y Menudo es mi padre, en Antena 3, en competencia con Expediente X en Tele 5. Una diferencia de casi 700.000 espectadores a favor de Menudo es mi padre colocó a este último como el programa más visto. La información facilitada por RTVE precisa que la serie competidora había empezado diez minutos antes que la propia, Carmen y familia, que obtuvo una media de 4.319.000 espectadores. A pesar de todo, La Primera lideró la franja nocturna (conocida como prime time en la jerga de las televisiones) gracias a programas como Quién sabe dónde. En la batalla global del lunes, TVE obtuvo una cuota de pantalla del 28,6%, frente al 23,1% de Antena 3 y el 21,6% de Tele 5].
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