Arsenio: "Me quiero morir"
La directiva del Madrid mira fijamente a los ojos de Arsenio Iglesias intentando averiguar cuáles son sus intenciones y mira de reojo la clasificación de la Liga que les aleja de la Copa de la UEFA. El estado anímico del técnico gallego presidió todas las reuniones que de manera oficiosa mantuvieron ayer los miembros de la junta en el estadio Bernabéu. La decisión sobre Arsenio es prácticamente unánime: él decide. La conversación entre Lorenzo Sanz, el presidente, y el técnico minutos después de finalizar el encuentro contra el Racing fue el detonante. "¿Qué tal, míster?", le preguntó el presidente. "Me quiero morir", fue la respuesta que recibió Sanz. Algunos directivos, que vieron a Arsenio la noche del miércoles, comentaban: "Estaba destrozado, lloraba como si se le hubiera muerto alguien". En el hotel, al que acudió acompañando al equipo que se concentró tras el encuentro, no atendió ni a García Remón, su segundo.Lorenzo Sanz no quiso ayer hacer declaraciones oficiales, pero tanto Ignacio Silva, vicepresidente económico, como Juan Onieva, el tesorero, explicaron lo sucedido en la reunión de la madrugada. "Fuimos a darle un abrazo a Arsenio. A interesarnos por él. Estaba destrozado". La versión que aporta el club indica que el técnico no dimitió. Pero en el aire estaba y permanece que Arsenio medita con inás fuerza que nunca si merece la pena seguir.
Arsenio aceptó la oferta del Madrid sin dudar. "Es muy difícil que a mi edad te llame algún grande. Si esto ocurre, no hay que desaprovechar la oportunidad, explicó el técnico a su llegada al equipo. Tres meses después no opina lo mismo. Arsenio ha explicado a algunos de sus más cercanos que nunca pensó que la situación iba a llegar a este deterioro. Un equipo que no funciona, una directiva que ficha y da la lista de descartes y jugadores que con la camiseta del Madrid negocian su futuro con otros clubes. El técnico esperaba unión y colaboración para colocar al equipo en la Copa de la UEFA.
El desánimo de Arsenio ha ido aumentando desde la eliminación de la Liga de Campeones. Hace unos días habló con Manuel Fernández Trigo, gerente del Madrid y amigo suyo, para decirle que se iba, que no podía aguantar más. Fernández Trigo le convenció de que siguiera.
La frágil moral del técnico no ha pasado inadvertida a nadie. Hasta fallos domésticos de club provocaron en él una inmensa tristeza. Como que el domingo la plantilla se quedara atrapada dos horas en el aeropuerto de Pamplona porque no había bomberos y no se podía despegar. 0 que supiera a última hora que Sandro se unía a la lista interminable de bajas, aunque esta vez por un despiste de los médicos. Y la última, que el martes, cuando el equipo se iba a concentrar, tuvieran que ir al hotel en taxis porque a alguien se le olvidó citar al autobús.
La decisión sobre su futuro la tiene Arsenio. Sanz le ha ratificado. Sólo una nueva derrota mañana puede inclinar la balanza que en estos momentos maneja el técnico.
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