"Aznar no da la talla del líder que necesita este país
Joaquim Molins es el negociador oficial de CiU con los demás grupos, en particular con el PP. Considera que antes que un mal Gobierno sería preferible convocar nuevas elecciones y no cree (que José María Aznar sea el líder que necesita el país.Pregunta. ¿La dirección de CiU se muere por pactar?
Respuesta. Supongo que hay posiciones diversas a nivel personal, pero como conjunto no es ésta la característica principal. No somos una coalición que tengamos que ir a Madrid para hacer oposición, como han de hacer probablemente todos los partidos que no han conseguido el Gobierno pero que tienen la aspiración de conseguirlo. Pero tampoco vamos a pactar por pactar, porque no somos un partido bisagra tradicional. Si hemos de pactar no es para que haya gobernabilidad, sino para transformar el Estado.
P. ¿Cúanto pesan las opiniones de las bases y de los cuadros, que mayoritariamente se oponen a que se apoye la investidura de Aznar?
R. Han de pesar. Y mucho. Estamos en una democracia parlamentaria, que tiene su base en los partidos políticos, y éstos no son más que reflejo de lo que es el electorado. Por tanto la opinión del propio partido ha de tener una importancia total y absoluta. Nos equivocaríamos si tomáramos decisiones al margen de la opinión del partido. Sería un error terrible, sería creemos que estarnos por encima del bien y del mal.
P. Pero la sensación es que juegan una partida de póquer en la que cada uno esconde sus verdaderas cartas.
R. Estas situaciones se pueden comparar con muchas situaciones. Todas son válidas. Pero nadie debería perder de vista que lo importante no son los mecanismos que pueden permitir al señor Aznar obtener los votos necesarios para ser presidente del Gobierno. Lo importante es ver cómo conformamos una política que sirva al país. Nos equivocaríamos todos si simplemente estuviésemos pensando en cómo el señor Aznar llegará al poder. El problema es el día siguiente de la investidura.
P. Ustedes consideraron necesario adelantar las elecciones porque el país necesitaba un nuevo Gobierno fuerte y estable para afrontar las reformas estructurales. ¿No ha sido un fracaso?
R. No necesariamente un Gobierno fuerte debe significar un Gobierno con mayoría absoluta. Hay países que han avanzado muchísimo precisamente de la mano de grandes consensos sociales y políticos. Lo que sí está claro es que el electorado no ha querido que la fortaleza del Gobierno viniese de la mano de una mayoría absoluta, de un único partido. Probablemente porque éste no ha dado suficiente confianza y el electorado ha rechazado comportamientos que no le gustan. Es una lección que, en primer lugar, debe aprender el Partido Popular.
P. Y los demás, ¿qué lecciones deben sacar? -
R. A los demás el electorado nos ha dicho que hay cosas que, si somos consecuentes con lo que llevábamos en nuestros programas, las hemos de hacer igual. ¿Cuáles? Casi todos, como mínimo el partido socialista, el Partido Popular y nosotros, decíamos que se necesitaba un gran pacto de Estado para crear empleo y otro para la reforma de la Seguridad Social. Y en tercer lugar que se necesitaba pactar las condiciones de convergencia de Maastricht. Estas tres grandes políticas, hoy más que nunca, requieren un consenso absoluto. ¿Quién ha de capitanear este consenso? El Partido Popular, pero todos debemos esforzarnos por conseguirlo.
P. ¿Y en política autonómica?
R. Creo que también hay una coincidencia: que el problema existe. Hasta ahora parecía que sólo el partido socialista reconocía que era necesario continuar en el proceso tanto de profundización de la autonomía como de la mejora del sistema de financiación. El partido socialista reconocía que la fórmula de financiación hasta hoy utilizada no es justa. El Partido Popular no lo reconocía hasta ahora. Decía que se tenía que modificar, pero no porque haya comunidades autónomas que estén mal financiadas, sino por otras cosas. Y obviamente, en el proceso de transferencias tampoco estaba de acuerdo.
P. ¿Qué se juega el país con nuevas elecciones en agosto?
R. La repetición de las elecciones no necesariamente es el peor de los problemas que podemos tener enfrente. Nuestra obligación es intentar que el electorado no tenga que volver a pronunciarse. Ahora bien, si se llegase a ese punto tampoco deberíamos dramatizar, porque no necesariamente unas nuevas elecciones serían peores que determinados acuerdos que no nos traigan la solución a los problemas. Un Gobierno que no fuese capaz de enfrentarse a los retos que tenemos planteados y provocase que dentro de ocho meses hubiese unas nuevas elecciones quizás sería peor que repetirlas ahora.
P. ¿Cuánta vida le da a esta legislatura?
R. Nos convendría a todos que tuviese una vida de, como mínimo, hasta junio de 1998, porque es el momento en que la Unión Europea examinará o tomará decisiones respecto a los países miembros que cumplen los criterios de Maastricht. ¿Quiere esto decir que la legislatura no podrá continuar después? No, pero después ya tiene menos importancia.
P. ¿Votar sí a la investidura les implicaría automáticamente con el nuevo Gobierno?
R. Implicaría, o habría de implicar, una connivencia con los objetivos y con las propuestas mucho mayor de la que previsiblemente puede existir entre el PP y nosotros. Nosotros hemos dicho durante la campaña que no votaríamos a favor de esta investidura porque el Partido Popular ha utilizado durante dos años y medio una táctica política de lo más opuesto a la que nosotros defendemos: la de desprestigiar al contrario, mentir, buscar lo peor porque es lo mejor para mí, etcétera. Y su modelo de sociedad y particularmente su modelo de Estado son muy incompatibles con los que defiende Convergència i Unió. El marco no ha cambiado y en tanto no cambie el voto a favor continúa excluido.
P. Es muy difícil cambiar ese marco en sólo dos meses. De todas formas no votar la investidura no impide acuerdos con el nuevo Gobierno.
R. Yo no afirmo que en dos meses no se pueda cambiar el marco. Es muy difícil, porque son ellos los que lo han puesto así de dificil, pero tampoco llego tan lejos. Lo que sí es posible es que una vez conseguida la investidura podamos encontrar acuerdos suficientes como para dar, respuesta a estos cuatro o cinco problema que decíamos antes que tenemos planteados. Pero es una respuesta que no ha de venir sólo de nuestra mano porque necesita consensos mucho más amplios, tanto políticos como sociales.
P. ¿Tiene Aznar la talla de dirigente que necesita el país?
R. La verdad es que no demasiado, y para nosotros, en absoluto. Hasta hoy el señor Aznar no nos ha demostrado ninguna talla de persona capaz de liderar un proyecto que dé soluciones a los problemas.
P. ¿Sería distinto con otro líder del PP?
R. Es muy difícil decirlo, como mínimo porque en este momento no se conoce otro líder posible del PP y es imposible distinguir entre lo que es el PP y lo que es el señor Aznar. Pero ya lo hemos dicho suficientemente durante estos dos años y medio: el señor Aznar no ha dado ningún tipo de medida de su capacidad' de liderar un proyecto en positivo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.