Reparto de lujo para las cadenas españolas
Si hubo aprensión y prejuicios respecto a la televisión, se los llevó el viento. El caso de los actores españoles sigue un poco la dirección contraria al norteamericano, donde sería difícil entendería que un actor, asentado en el mundo del cine y sin signos de jubilación forzosa -por ejemplo Verónica Forqué o Maribel Verdú- aceptase con alegría una comedia en la pequeña pantalla, que puede añadirle, sin duda, popularidad pero que también puede limitar su futuro en la grande.Un riesgo que no corren en cambio los actores jóvenes que se han dado a conocer en series (Pepa y Pepe y Canguros), para los que la televisión está siendo un trampolín en los siempre difíciles comienzos. Igual ha ocurrido con el fenómeno del culebrón catalán (Los mejores años, Secrets de familia ... ).
En la dirección opuesta, hay actores memorables en la historia del cine español que como Francisco Rabal, José Luis López Vázquez o Fernando Fernán Gómez son un lujo que la televisión se puede permitir cuando la efebocracia domina las pantallas. Títulos de crédito con Alfredo Landa, Concha Velasco, José Sacristán, Juan Echanove, Juan Luis Gallardo, Andrés Pajares, pronto Carmen Maura e inefables secundarios como Agustín González, Manuel Alexandre o Florinda Chico, dan lustre a una industria que no debiera desaprovechar tan buenas cartas.
Las series españolas han servido también para que actores con limitada carrera fuera de la pequeña pantalla o en la frontera de la jubilación anticipada, hayan encontrado un nuevo lugar bajo el sol. Hay estrellatos fabricados por la televisión, como los de Mercero: Concha Cuetos y Carlos Larrañaga, y esforzados actores y actrices que han pasado de la práctica invisibilidad al reconocimiento, como Beatriz Carvajal.
Para algunos la televisión es seguridad laboral; para otros, la tentación de multiplicar por millones su público; para unos cuantos, una prórroga feliz de su edad profesional. Están los que lo llevan bien, como José Sacristán, el actor emblema de Vicente Escrivá. Y están los que se desintoxican (de TV 3) haciendo una Duras (Jordi Dauder) o Guimerá (Marta Ollé). Y al final, dos clases de actores: los que hacen televisión y los que no. Poderoso es el medio.
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