EL QUIRÓFANO
La gota fria> Lo de siempre. La defensa. Aunque mejor es hablar de sistema defensivo. Una defensa en línea mal protegida por ausencia de presión por delante de ella, con poca velocidad para recuperar la es palda, con falta de confianza en sus hombres, sean cuales sean. Ausencia de buen funcionamiento de fensivo, en suma. Con muy poquito el Rayo marcó dos goles y Aquino desperdició un cabezazo claro. Lo de siempre. > El 'tourbillon'. Así lo llamaron en Francia en los cincuenta. El torbellino. Una fórmula de ataque basada en jugadores rápidos, con intercambio continuo de posiciones en el frente de ataque. Así afrontó el Madrid el partido, con Álvaro, Raúl, Laudrup, Michel (que sustituyó enseguida a Amavisca) y Rincón buscando rendijas por todas partes. Pero los charcos son, el peor enemigo para este tipo de juego. Y la lluvia castigó el Bernabéu. Un enemigo más en esta racha, de fatalismo. Al final, se recurrió a Zamorano y tampoco fue solución.> Laudrup. Inobjetable. Inventó el gol del Madrid, con lo que taponó inmediatamente la herida abierta por el primer gol del Rayo. Luego se movió lo mejor que pudo sobre un campo progresivamente más inundado y acabó francamente bien cuando tras la marcha de Álvaro ocupó la banda izquierda e hizo recordar sus mejores días en el Barca.> Monotonía. Partido sin toboganes. Esfuerzo sordo del Madrid contra un Rayo cerrado y contra el agua. Dificultades, del Rayo para organizar sus contraataques, por falta de ganas y de gente, y porque el agua también frena el contraataque. Ocasiones escasas del Madrid, casi siempre en tiros desde fuera del área, a razón de uno cada 15 minutos, aproximadamente. Ocasiones más escasas del Rayo, pero letales dos de cada tres veces. E irritación de un público harto de la defensa, de los resultados, del vaivén de alineaciones, del discurso de los técnicos, de la mala suerte, de todo.
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