"Soy un pedrusco bien construido"
Ella exultó al cabo de nuestra cháchara: "Me lo he pasado pipa". Y un servidor también, señora bella. ¿Hay que recordar que esta mujer ha sido, o es, maestra de escuela, traductora simultánea, modelo publicitaria, maniquí, actriz, presentadora de televisión, restauradora, directora de una escuela y agencia de modelos, conferenciante, madre de familia..., y que ahora es escritora, con su libro Claves para saber estar, que es una suerte de Biblia moderna, fina, chispeante, culta, del saber vivir?Pregunta. ¿Es usted una joya?
Respuesta. Más bien soy un pedrusco bien construido.
P. ¿Es una bruja con estudios?
R. Noooo... He aprendido a chupar mucho de la vida.
P. Ahora que está de moda la cárcel gracias a sus famosos clientes, ¿qué opina de la imagen de la cárcel?
R. He dado cursos y me sentí más respetada en la cárcel de hombres que en la de mujeres.
P. Lo que me ha gustado de su libro es el índice: ¿le inquieta?
R. ¿Qué pongo en el índice?
P. Pero eché de menos un capítulo: Saber tener deudas.
R. Es el saber estar más recóndito de cada cual.
P. Y más: no habla de vino, ni de cava, ni de Pujol.
R. Porque pretendo que sea un libro internacional. Y para chula, yo.
P. Su libro tiene la ventaja de que no habla de política, ni de partidos, ni de sindicatos y todo eso: ¿qué es su libro?
R. Un intento de armonía entre el cuerpo y la mente.
P. ¿A qué aspira usted?
R. A ser ama de casa.
P. ¿Me lo jura?
R. Se lo juro.
P. Aunque sólo sea metafóricamente, por eso de la imagen y la comunicación, ¿se acostaría con Luis del Olmo o con Iñaki Gabilondo?
R. Con ninguno de los dos, creo. Aunque nunca se sabe.
P. Ir de rebajas a los grandes almacenes ¿es "saber estar" o saber morir por Dios, por la Patria y por El Corte Inglés?
R. Es naufragar sin elegancia.
P. El otro día, a un conocido mío, una chica le pidió que le sufragara el agrandamiento de sus pechos; "y luego seré tu esclava", ofreció. ¿Qué dice la doctora en imagen?
R. Es idiota venderse por tan poco.
P. ¿Ha leído el Corán?
R. No, ningún libro de religiones.
P. En su libro habla mucho de "conocernos bien a nosotros mismos". Hable de usted.
R. Sé, creo, mis limitaciones, que es como conocerme.
P. ¿Es más importante saber mover las manos o el lenguaje de la mirada?
R. La mirada es número uno, y las manos, número dos.
P. ¿Y el número tres?
R. La voz.
P. ¿Qué es "saber estar" para una mujer guarda municipal?
R. Poner multas con elegancia.
P. ¿Inventó usted la música en los restaurantes?
R. Jamás; la música es el ruido de los tenedores.
P. Antes se echaba un pitillo tras hacer el amor; ahora casi no se fuma. ¿Qué pasará?
R. Que después..., se irán a su casa.
P. ¿Qué es un señor marimandón?
R. No saber decir: "Cariño, ¿me traes una copa, por favor?".
P. ¿Qué presagia una señora marimandona?
R. ¡Qué peligrosa!
P. Lady Di y la Sartorius, ¿saben estar?
R. Lady Di, seguro que no.
P. ¿No le inspira la noción de ligar?
R. Me da pereza, ahora.
P. ¿Qué le parece frívolo de Cruyff?
R. Que se exprese tan mal en español.
P. ¿Soporta el olor a ajo de la boca de un partenaire, dentro o fuera de casa?
R. Prefiero el ajo a otros olores podridos.
P. Escribe que a las parejas estables hay que sentarlas separadas en una mesa: ¿cuánto hay en usted de Celestina?
R. Me divierte eso, a veces.
P. Antes había ferias célebres de ganado, con sus tratantes. Ahora abundan las ferias de modelos: ¿cómo hay que calificarla a usted?
R. Soy una buena marchante de modelos.
P. ¿Metería un ojo en alcoba ajena para ver si saben estar?
R. No, nunca
P. Imagine 25 comensales en su casa, todos chupándose los dedos a la vez...
R. Sería música fantástica.
P. ¿Qué es el pan en una comida?
R. En bocadillo es delicioso.
P. ¿Qué piensa de quien le da igual comer bien o mal?
R. Me da miedo.
P. Vamos a terminar, casi, por donde empezamos: ¿es usted una joya o un joyero?
R. Soy una caja de cristal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.