Arroyo rompe la muralla sevillista
Los de Juan Carlos aguantaron hasta el minuto 75
Un futbolista elegante pero frío, Carlos Arroyo, obtuvo el premio a su trayectoria en la sombra con un gol valiosísimo para un Valencia que, hasta entonces, no podía con la muralla defensiva. Con unos marcajes más que férreos plúmbeos y una sobrepoblación defensiva, el Sevilla logró llevarse al Valencia al huerto de la vulgaridad. El esfuerzo creativo del Valencia fue tan encomiable como implacable la contundencia sevillista en la destrucción. Ni un simple agujero por donde hincarle el diente. El juego reflejó en esta primera parte toda la rugosidad de un Sevilla que sólo trató de defenderse a toda costa.El esperado duelo entre Mijatovic y Suker resultó decepcionante por la abstinencia de uno de los litigantes, Suker, que se paseó como un fantasma sobre Mestalla, mirando más a su propio meta que a Zubizarreta. En cuanto a Mijatovic, Prieto, Martagón y Diego le sometieron al tercer grado en un tratado de empujones, coces y zancadillas. La tarjeta, en cambio, la recibió el montenegrino: por protestar.
Con el Sevilla cada vez mas encogido, Luis Aragonés echó más madera sobre su ex equipo. Retiró al centrocampista José Ignacio por el delantero brasileño Viola. La entrada de Viola permitía a Mijatovic rezagarse y buscar oxígeno, en un intento de liberarse por unos momentos del aliento de la zaga andaluza. Definitivamente, Luis ordenó una avalancha que por momentos derribó el muro visitante hasta toparse con Unzué, que respondió con solvencia cuando fue requerido por sus compañeros.
Con Mijatovic de enlace, el Valencia visitaba con mayor frecuencia a Unzué. Pero sin acierto, sin la definición que el grupo de Luis encuentra lejos de Mestalla. El Sevilla seguía retrasando pelotazos a su portero como quien sabe que el tiempo juega de su parte. Los últimos resultados le han cargado de paciencia. Hasta que, casi sin buscarlo, Moya se halló solo ante Zubi en un contra golpe (m. 60). Disparó duro y detuvo en dos tiempos el meta vasco. A continuación remató Suker pegado al poste. Fueron los dos únicos indicios de que el Sevilla quería jugar al fútbol.
El partido se degradaba a cada minuto. Cada vez más sucio, cada vez más enrevesado. En espera de alguna acción aislada. Como aquella volea de Arroyo o su posterior gol que premió la perseverancia blanca.
Oferta a Suker
En la madrugada del martes, el Valencia estuvo dispuesto a tirar la casa por la ventana por Suker. Ofreció al Sevilla 1.000 millones por el jugador (800 en dinero y el resto en jugadores), según admitió el presidente sevillista, Francisco Escobar. No hubo respuesta, sin embargo. El club andaluz espera, para la próxima semana, una oferta similar del Bayer de Múnich.
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