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Entrevista:

"Madrid es mucho más cinematográfica que Los Ángeles"

Miguel González Sinde nació en la calle de Espalter, junto al Retiro, en junio de 1948. Hijo de un ejecutivo discográfico con vocación pictórica, y de Dora, ama de casa aragonesa, afincada en Burgos, estudió en los Sagrados Corazones de la calle de Villanueva y luego Ingeniería Técnica de Telecomunicaciones. Comprometido en las luchas de su generación por la democracia, su primer trabajo fue en TVE como auxiliar de montaje. A fuerza de emplear la moviola y de revisar decenas de veces grandes películas, despertó en él una vocación apasionada por el cine, a la que ha consagra do su vida profesional. Y con éxito: forma parte del puñado de cineastas españoles miembros de la Academia de Ciencias Cinematográficas de Hollywood, por sus tres nominaciones al Oscar, y también pertenece a la Academia de Cine de España. Es profesor de Montaje en la nueva Escuela de Cinematografía de la Comunidad, ECAM. Ha sido montador, entre otras de Asignatura pendiente y Canción de cuna, de José Luis Garci, que recibió el Oscar por Volver a empezar, montada por González Sinde. Está casado con Dolores Muguruzá y tienen dos hijos, Daniel y Javier. Pregunta. ¿Su primer contacto con el cine?Respuesta. Tenía unos seis años. Fue en el cine San Carlos, de la calle de Atocha. Ponían Los tres mosqueteros. Vi tanta violencia que me puse a llorar a voz en grito. ¡Esto no es para mí! repetía. Mis padres me sacaron de allí.

P. ¿Cómo surgió su vocación?

R. Moviola adelante y moviola atrás, percibí que el cine era un lenguaje que servía de forma espléndida para expresar todas las ideas que uno quiera expresar.

P. ¿Dónde reside el arte del montaje?

R. Lo maravilloso es que, mediante la moviola, el montador consigue dominar el tiempo, hacerlo fluir o detenerlo a su albedrío. Ahí reside el gozo inmenso que produce montar.

P. ¿Cómo es Madrid, desde un punto de vista cinematográfico?

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R. Madrid es una ciudad de cine. Tiene movimiento y una luz singular -sobre todo en otoño y primavera-, los dos elementos básicos para hacer nacer este arte. Es una ciudad mucho más cinematográfica que Los Ángeles, capital mundial del cine.

P. ¿Refleja el cine madrileño el talante de la ciudad?

R. Sí. Es muy abierto. Nos miramos poco el ombligo. Somos capaces de autocriticarnos y eso me parece un signo de inteligencia.

P. Una crítica para Madrid.

R. La mendicidad.

P. Una flor.

R. La imagen de los madrileños en Nochevieja. Somos los primeros en felicitar a todos el Nuevo Año. Me encanta.

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