¿Cómo llegaré a Cuatro Caminos?
Dos guineanas cantan la dureza de ser ilegales en Madrid
Piruchi y Paloma llevan en Madrid un año y medio, pero han sentido más de una vez en sus propias carnes la mala suerte de ser negras africanas y no haber tenido, hasta hace poco, los papeles en regla. Las dos vienen de Bioko, la isla guineana que los españoles llamaban Fernando Poo, y, con el nombre de Las Hijas del Sol, quieren enseñar a sus antiguos colonos la música y la filosofía bubi, la etnia que ocupa su isla: "Cantábamos en Guinea, pero vinimos con la intención de hacer algo más amplio para que la gente se pudiera enterar de la música y la cultura bubi", comenta Piruchi Apo Botupá, la mayor del dúo, y tía de Paloma Loribo Apo, la otra componente.Tía y sobrina dejaron un día sus pueblitos atraídas por la gran ciudad y los deseos de triunfar. Tantearon Madrid en repetidos viajes y finalmente decidieron quedarse, pues fue aquí donde mejor las aceptaron- "Nosotras no hemos sufrido mucho racismo en Madrid, hemos tenido suerte, pero tenemos muchos compañeros que no lo pasan igual que nosotras, así que no debemos cerrar los ojos, porque también nos puede ir igual de mal alguna vez".
"Intrusas sin voz"
Las canciones de Las Hijas del Sol cuentan en su lengua bubi las tradiciones de su pueblo, las inquietudes que pasan por su cabeza, canciones de amor, respeto y solidaridad. Una de ellas A ba' ele (Los extranjeros) narra las experiencias de la emigración. El dolor que la canción refleja le ha servido al cantautor extremeño Pablo Guerrero para adaptarles una letra en español que Paloma y Piruchi han convertido en su himno de guerra: "¡Ay, dolor, cómo siento el dolor! / ¡Ay, dolor, más no puedo sufrir! / ¡Ay, dolor, sólo' puedo llorar! / ¡Ay, dolor, sólo puedo cantar! / Camino por las calles, / no hagas sentirme una extraña. / Me lo hace vivir la policía de España. / Me lo hace sentir la residencia en España. / Por trabajar en un país diferente / dejé mi hogar, mis paisajes y mi gente. / Duras son para mí las calles de Madrid. / Como intrusas sin voz de la Puerta del Sol nos echan. / No sé llegar a Atocha, / no sé llegar a Gran Vía, / no sé llegar a Bilbao, / no sé llegar a Tirso de Molina. / Sin poder volver la vista ni adelante ni atrás / ¿Cómo llegaré a Atocha? / ¿Cómo llegaré a Gran Vía? / ¿Cómo llegaré a Bilbao? / ¿Cómo llegaré a Cuatro Caminos?".
"La versión original en bubi ¿le esta canción se nos ocurrió en una visita a la cárcel de Medina del Campo, cuando actuarnos en el concierto Un día para la esperanza. Nos detuvieron a la mañana siguiente y nos pidieron el pasaporte, la residencia, los contratos.... pero no teníamos de nada", recuerda Piruchi al tiempo que Paloma extrae las enseñanzas de esa experiencia: "Hay situaciones que si uno no las ha vivido casi no puede entenderlo; cuando ves que detienen a gente seguro que piensas: 'Han hecho algo malo, robado o llevan droga', pero el día que te cogen te das cuenta de que no es así".
Luchando juntas van abriéndose camino. "Es extraño sentir que algunos nos ven como que no pintamos nada aquí, que se preguntan que para qué hemos venido y que no entienden nada de la situación nuestra". Viven de la música, exclusivamente, aunque Paloma anda estos días examinándose del graduado escolar y estudia entre ensayo y ensayo, actuación o reportaje.
Un día, Manu Chao, de Mano Negra, les vio en un garito y les propuso acompañarlas en su gira como teloneras: "No sabíamos nada de ellos", asegura Paloma, "sólo el nombre. Son muy buena gente, es un grupo muy sólido y lo pasamos muy bien en sus actuaciones". La unión Mano Negra-Las Hijas del Sol, no ha dado sus frutos en el primer disco de las guineanas en España, pero hay intenciones de seguir colaborando. Sibèba, título de este disco, significa en bubi "todo aquello que se quiere conseguir", dice Piruchi, cuya única quimera es llegar a una meta: "Es difícil decir dónde está esa meta, nosotras queremos llegar a lo más alto". Y Paloma, más humilde, lo único que quiere es preparar bien el camino: "Siempre vas sobre espinas, pero si limpias, apartas las espinas y pones un camino de rosas; pero para ponerlas hay que hacer mucho esfuerzo".
Filosofía bubi
Ambas traen la filosofía de su pueblo bubi: "Bioko es una isla bastante pequeña pero muy rica, con una forma de ser muy especial en sus gentes, que se resume en 'si algo ha de ser, será'. Un bubi no pelea nunca más de lo necesario para conseguir una cosa, y esto no es cobardía, es sólo que si una cosa se tiene que poseer, se poseerá, y si no está escrito tenerla, por mucho que pelees, no la tendrás". Esta forma de sentir bubi les ha hecho salir de su tierra, pelearse en Madrid para conseguir sus permisos legales de residencia, lograr un contrato discográfico y actuar cuando el cuerpo se lo pida. Paloma y Piruchi, cuya coquetería les hace confesar que andan entre los 18 y los 25 años sin precisar más, hoy actúan en Xenon, en las entrañas del Madrid negro, en esa Gran Vía tan difícil de transitar cuando no se tienen los papeles en regla.
Las Hijas del Sol actúan hoy en Xenon (plaza del Callao, 3, metro Callao), a las 22.00. 1.000 pesetas.
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