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Peligra el Mundial de ralIies

La sanción a Toyota ensombrece el futuro del campeonato y la trayectoria de Sainz

Max Mosley, presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), encendió el viernes en París la luz de alarma del Campeonato del Mundo de rallies. Al anunciar la durísima sanción impuesta al equipo Toyota -un año de suspensión y anulación de los puntos conquistados esta temporada-, sembró el temor entre las gentes de esta disciplina. Si Toyota desaparece del Campeonato del Mundo, incluso la continuidad de los rallies estará en juego. Las consecuencias del castigo a la escudería germano-japonesa, por tanto, son enormes. Afectan a todos. Y al campeón español Carlos Sainz, el primero. No sólo a su futuro, también a su presente.Sin embargo, desde que se conoció la fuerte sanción al equipo por el que ya ha firmado para 1996, Sainz guarda silencio. No quiere analizar públicamente una situación que le golpea de lleno y, evidentemente, le preocupa. Prefiere aguardar al desenlace del recurso presentado por Toyota ante la FIA y que resolverá definitivamente el conflicto.

Si se confirma la suspensión de un año al equipo Toyota Team Europe, que hasta ahora gestiona la participación de los coches oficiales de la marca japonesa desde su base en Colonia, será difícil que la casa madre, Toyota Motor Corporation, apoye a otra estructura, aunque ya han aparecido candidatos como la escudería italiana Griffone, que prepara los Celica de los campeonatos italiano y europeo.

Si al final sancionan a su equipo filial en Alemania, el honor japonés de Toyota quedará muy tocado y quizá en la sede central en Japón se decida su retirada de los rallies. Sería una maniobra funesta para el Campeonato del Mundo, pues en ese caso Subaru podría quedar como la única marca que apueste plenamente por esta disciplina.

La ausencia de Toyota podría condicionar también la decisión final de Ford, que en estos momentos todavía debate cuál debe ser su política deportiva. Mientras, Mitsubishi sigue sin volcarse en el Mundial de rallies, y sus participaciones son esporádicas. En este panorama desolador, Subaru se quedaría sola y el Campeonato del Mundo, lógicamente, perdería todo su interés. Quizá no tardaría mucho en apagarse.

Eliminar competencias

¿Será eso lo que pretenden en la FIA? ¿Son estas las razones que han llevado a los federativos a tomar la medida más drástica que se recuerda en el automovilismo mundial? Dos preguntas, simples ejemplos de las dudas que ahora mismo ensombrecen el futuro de los rallies. Y lo peor es que, para muchos, la respuesta a tales cuestiones es afirmativa. En el mundillo de los rallies se quiere ver la intención de la FIA, y de su vicepresidente Bernie Ecclestone, de eliminar cualquier competencia a su producto estrella, la fórmula uno.Ante tanta especulación, casi ninguna favorable, la temporada 1996 se presenta compleja para el Mundial de rallies. Los más veteranos recuerdan que ya superaron una crisis parecida en 1987, cuando la FIA prohibió, por motivos de seguridad, los coches del grupo B, y Lancia fue la única marca que siguió participando en esta especialidad. Durante dos años, la firma italiana logró que sobrevivieran los rallies, antes de que otras marcas, como Toyota, Ford y Nissan, recuperaran el interés.

Las dudas genéricas se acentúan en cada caso particular. En el de Carlos Sainz, por ejemplo. Sin duda, el bicampeón mundial vive estos días momentos difíciles. Por eso no ha querido manifestarse después de conocer la sanción a su futuro equipo, precisamente el día después de viajar a Alemania para certificar su acuerdo.

Las consecuencias del castigo a Toyota sacuden a Sainz. Muy claramente a su futuro, que ahora mismo está en el aire, ya que la ausencia de los coches japoneses le dejaría huérfano de volante para 1996. A él, y a Juha Kankkunen, y a Didier Auriol. Pero no sólo eso. También queda afectado el presente de Sainz. Sin los pilotos de Toyota, Kankkunen y Auriol, en el último rally de la temporada, el decisivo RAC Rally, el piloto madrileño puede temer las maniobras de su actual patrón, David Richards, para favorecer la candidatura del otro piloto de Subaru que aspira al título mundial, el escocés Colin McRae.

Los dos hombres de Subaru llegan empatados a la última cita del Mundial. Y si la posición de Sainz ya era delicada con la presencia de los Toyota -tenían opciones en el certamen de pilotos y de marcas-, ahora sin Juha Kankkunen y sin Didier Auriol, sólo el papel de Mitsubishi, también con posibilidades en el campeonato de constructores, salva momentáneamente al piloto español. En cualquier caso, lo tendrá muy difícil para conquistar el título, ya que en su propio equipo preferirán apoyar a Colin McRae. Se entiende, por tanto, que Carlos Sainz se refugie en el silencio frente a tantas preocupaciones.

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