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FÚTBOL NOVENA JORNADA

Marcos adorna su estreno

El Rayo jugó con más alegría ante un Albacete que no existió

Fue la mano de Marcos, el nuevo entrenador, la que ayudó a que el Rayo se reencontrara con la victoria y, por momentos, con el buen juego. Y fue precisamente la mano de Marcos, el portero rival, la que impidió que Vallecas saboreara el cambio con una goleada mayor. Bueno, la mano de Marcos, el portero rival, y la falta de puntería de Guilherme, que ayer malgastó kilos y kilos de ocasiones. 0 tuvo el brasileño un afán publicitario -estrelló la mayoría de sus remates contra una valla de Ponche Caballero- o definitivamente tiene el punto de mira averiado. El Albacete no existió.No tuvo tiempo Marcos Alonso, el nuevo entrenador, de inventar otro Rayo desde el punto de vista táctico. Metió un poco de alegría y arrojó por Vallecas a los mejores jugadores posibles: Baroja, Ezequiel, Andrijasevic, Calderón, Aquino, Guilherme, Onésimo... Todos en el campo de una sola tacada. Es decir, lo que no se había atrevido a hacer Pedro Mar¡ Zabalza, su antecesor en el cargo. Y Martín González, el símbolo del zabalzismo, en la grada.

Con el simple hecho de revolver la alineación, Marcos logró darle un aire nuevo al equipo. Más festivo y de mejor gusto. Buscó el Rayo manejar el encuentro a su manera, con la pelota en sus pies, y el Albacete no puso pegas. Se limitó a tirar fueras de juego a diestro y siniestro -con éxito- y a explotar la cita al contragolpe -sin éxito-. Cayó en la trampa el Rayo tantas veces como en 200 partidos juntos. Siempre aparecía un vallecano por detrás de la defensa del Albacete, en posición ¡legal. Ni aunque el linier de turno tuviera obsesión por levantar la bandera, como reclamaban, tendría justificación tamaña falta de atención rayista.

El Albacete mejoró ligeramente en la segunda parte, cuando Zalazar tomó el volante del partido. Aunque sólo durante 12 minutos, los que tardó el Rayo en abrir la puerta del gol (Guilherme, al fin, descubrió dónde estaba la dichosa cajita rival). Luego, tras el 2-0 de Onésimo y ya sin la presión del resultado, los de Vallecas se concedieron incluso un buen rato de fútbol. Fue la hora de Marcos, el portero rival, que apareció con su mano salvadora para evitar una goleada más ruidosa.

El otro Marcos, el sucesor de Zabalza, superó con éxito su estreno, el primer paso en su carrera de entrenador. Su currículo, vacío hasta ayer, ya tiene un dato. Y bueno.

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