Bono y las beatificaciones

Estamos orgullosos de entendernos con la Iglesia. Estamos orgullosos de cerrar, en la medida de nuestras posibilidades, las cicatrices de un pasado dogrnático". Son palabras de Bono, presidente socialista de Castilla-La Mancha. ¿Este etendimiento lleva hasta el extremo de asistir a las beatificaciones de los mártires que cayeron del lado franquista durante, nuestra guerra civil? ¿Su presencia no es un insulto a los millares de españoles que también fueron asesinados? ¿No es un ultraje hacia aquellos socialistas, que lo son por ser cristianos, escuchar cómo desde el altar se repetía, una vez más, el genérico y englobante concepto de "hordas marxistas" aplicado con odio e indiscriminadamente a todos los que perdimos la guerra, mientras, impávido o con sonrisa profidén, una figura socialista presenciaba el acto que consumaba el escarnio? ¿No es una afrenta a la inteligencia ignorar lo que los propios escolapios, reconocen, "si no es legítimo preguntarse si la misma Iglesia española no proporcionó motivos para la acumulación de resentimientos que acabaron por explotar"? ¿Es que nadie en el Gobierno socialista se ha preguntado por qué este Papa y esta Iglesia han esperado 300 años para beatificar a un italiano, 200 para 64 sacerdotes franceses y sólo 48 para elevar a los altares a los 45 religiosos españoles?Como cristiano y como católico, estoy dispuesto a asumir el cinismo de la Iglesia -no olvidemos que condenó el sindicalismo obrero, la democracia, la libertad de conciencia, de expresión, el pacifismo, el feminismo- perdonando su pasado, pero en cuanto al presente estoy obligado a denunciar su fanatismo, y como socialista, pedir a Bono que considere que no todo lo que capta votos es bueno ni coherente con nuestra ideología-