El agua del trasvase llegó ayer a los cultivos de la Vega Baja de Alicante

Pura fiesta. Cientos de agricultores de la comarca alicantina de la Vega Baja dieron ayer la bienvenida al caudal del trasvase Tajo-Segura como mejor saben hacerlo: con jaleos y piropos al agua. "¡Qué bonica eres!" "¡Ele ese chorro!" y expresiones similares fueron las más escuchadas junto a las acequias que riegan los campos de Orihuela, los primeros en recibir un riego que, aunque tardío, impedirá la muerte del arbolado.

Las gentes del campo madrugaron ayer más que de costumbre, la mayoría para no perderse el espectáculo de ver manar un gigantesco chorro de agua por donde desde hacía un año sólo se dejaban ver las ratas. A las ocho en punto se levantaron las primeras compuertas, y la sedienta huerta del noreste de Orihuela comenzó a anegarse.

A Orihuela le seguirán, a partir del 3 de septiembre, los campos de Catral, y más adelante los de Callosa del Segura, Almoradí, Bigastro, Jacarilla y resto de la sedienta comarca. El trasvase regará también, por tandas, el campo de Elche y la huerta de la capital, Alicante. Hay suficiente agua para todos.

El reparto ha sido escrupuloso, y de su normal desarrollo se encargan los ocho policías pluviales de la Comisaría de Aguas del Segura, dependiente de la Confederación Hidrográfica, y efectivos de la Policía Nacional y Guardia Civil movilizados por el Ministerio del Interior. Éstos últimos comenzaron ayer a patrullar por las acequias para impedir cualquier violación de las normas dictadas por los juzgados privativos de aguas.

Todas las miradas estaban puestas, desde bien temprano, en los agentes pluviales. Ellos habían precintado, las compuertas de las acequias para evitar el descontrol. Su trabajo se prolongará durante más de un mes durante las 24 horas del día. "Estamos de servicio permanente, porque no hay más agua que ésta, y hay que aprovecharla lo mejor posible", dice uno de ellos.