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A 3 prolonga "Los vigilantes de la playa"

En el caso de Los vigilantes de la playa España no es diferente. Uno de cada tres espectadores siguen en Antena 3 -que hoy estrena 22 nuevos episodios- esta serie que ha convertido sol, playa y silicona en un miniimperio de alcance planetario. Unos 1.000 millones de espectadores han hecho de Hasselhoff y su corte de bañeros, con Pamela Anderson en vanguardia, un nuevo esperanto televisivo que hablan a estas alturas unos 140 países.

"Para decirlo crudamente, Los vigilantes de la playa, es un show, de tetas y culos sin ninguna calidad, pero nos hace un buen trabajo". Lacónico y cínico resumen de un encargado de compras de la televisión británica que comparten prácticamente todos sus colegas en los mercados internacionales. Los fans de Hasselhoff sostienen en cambio que el éxito "no se puede explicar con el intelecto". Pero ¿quién no lo ha intentado? Primero, cuando los británicos y los alemanes chiflaron con esta la serie se dijo que la combinación de sol y playa era el mejor antídoto contra los largos y duros inviernos de los países fríos. Craso error: igual se le entregó el Mediterráneo. Después se habló de las dotes canoras de Hasselhoff y sus logros como estrella del rock (tres álbumes de platino y tres de oro), pero ni los que pasaban de sus gorgoritos fueron inmunes a sus chapoteos. Se dijo también que éste era un perfecto programa para niños, pero resulta que, como insisten sus clubes de fans y demuestran las encuestas, no sólo los niños se acercan a Hasselhoff.Más consistencia tiene la explicación que da el propio Mr. Sunny Boy (tosco, pero ni un pelo de tonto), el protagonista, productor y parcial dueño de los dividendos de la serie. "¡Se han hecho tantos chistes a propósito de Los vigilantes de la playa!", dice Hasselhoff, "que han sido literalmente estos chistes y la gente que los ha difundido los que nos han hecho famosos".

Los chistes y Pamela Anderson, la reina de este silicon valley doblado popularmente Bodywatch, en el que la neumática rubia reina actualmente con unos cuantos flotadores más (Yasmine Bleeth entre los últimos fichajes). Las malas lenguas dicen que es de plástico de la cabeza a los pies, y que no resistiría la proximidad de un radiador, porque se derretiría. Pamela, que fue portada en Play Boy en 1989, sólo reconoce la silicona en su delantera -"como todo quisqui en Los Ángeles", dijo-, pero no la mala vida que la prensa tabloide airea; y, a parte del champán y el vino, aficiones que comparte con su marido, el rockero Tommy Lee (el ex de Heather Locklear, la mala de Melrose Place) se declara apenas "atlética" y saludable; algo menos de lo que diría el pobre Al Bundy, de quien fue una fantasía erótica en la comedia -plena de ideas- Matrimonio con hijos. Pamela quiere ser madre, y Pamela personaje de tebeo para su nueva película Barb Wire, son las últimas noticias que ha generado el fenómeno.

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