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'Bocata' cáustico

Un hombre lleva un mes afónico, con quemaduras en el esófago, tras ingerir en un bar un bocadillo con sosa

Roney- A. L., relaciones públicas de la discoteca Xenon, lleva un mes casi ronco, con quemaduras en la garganta y estómago, tras haber ingerido en un bar cercano a la plaza del Callao un bocadillo con restos de sosa, según ha denunciado. El hombre, de 28 años, fue asistido en urgencias del hospital Clínico, donde se le efectuó un lavado de estómago. Los médicos creyeron en un principio que Roney había intentado suicidarse. La policía ha abierto una investigación. Roney, cuya voz sigue ronca un mes después de la intoxicación, no tiene ninguna duda de que las quemaduras se las produjo el bocadillo de beicon que tomó en el bar en el que estuvo el pasado 13 de julio con un amigo.

Está convencido de que el camarero utilizó sosa para limpiar la plancha y luego la raspó con el mismo cuchillo con que cortó el pan.

"Al darle el primer bocado sentí una especie de ácido, como cuando pasas la lengua por un sitio oxidado: el pan y el beicon estaban amarillentos. Le di un segundo bocado y la sensación fue aún más extraña. Llamé al camarero y le dije: 'Oiga, esto no está bien; ¿acaba usted de limpiar la plancha?'. Me dijo que sí, pero que estaba limpia. El tercer bocado fue el peor: noté como si algo se me rompía dentro, y lo dejé. Pedí un vaso de agua para enjuagarme la boca: me quemaba por dentro. El camarero me dio un trozo de limón, pero vi que iba a trocearlo con el mismo cuchillo con que había partido el bocadillo y le pedí que utilizase otro. Y lo hizo. No sentí alivio. Los efectos se agravaron: sentí como si me ahogara y escupí varias veces al suelo. Mi amigo se asustó al verme la lengua".

Al llegar a Xenon, donde trabaja, volvieron a aflorar los síntomas, pero más agudizados. "Me puse pálido. Los compañeros de trabajo me dijeron que fuese al bar, para pedir un comprobante de que había estado allí, cosa que hice, y luego acudí a un ambulatorio. Al ver mi lengua, el médico dijo que sufría quemaduras por ingesta de sosa. '¿Has querido suicidarte?', me preguntó extrañado. 'No, no, en absoluto'; y le conté lo ocurrido. Me puso dos inyecciones y me remitió con urgencia al hospital Clínico". Allí, según la versión de Roney, los médicos le hicieron un lavado de estómago y trataron de neutralizar los efectos de la sosa con potasio.

Jacobo V., encargado del bar, duda que las quemaduras se las produjera en su local. Jacobo explicó por teléfono a este periódico: "¿Ese señor trabaja en una discoteca que está llena de pervertidos: es gente que cojea, ¿sabe usted? Aquí llegó con otra persona y se tomó dos bocadillos. A Io mejor le ocurrió eso en otro lugar e intenta cargarnos el muerto como rabieta, quizá porque aquí algún camarero no miró bien sus gestos".

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