Mónica Pont luchó por una medalla esquiva
La atleta valenciana fue sexta tras vivir un sueño de 38 kilómetros
Ella sólo quería estar entre las doce primeras y se encontró metida de lleno en la lucha por el tercer puesto. Examinó la situación: "El circuito es duro, hace calor y vamos a un ritmo rapidísimo. Si sigo así voy a reventar. Pero si cedo, quizá pierda la oportunidad de mi vida". Entonces Mónica Pont (26 años, Valencia, psicóloga y licenciada en Educación Física) decidió aceptar el reto. A los 30 kilómetros tomó conciencia de que eso era una locura y no iba a aguantar. Pese a ello, no cedió en su esfuerzo. A los 38 pasó a ser cuarta y en los últimos cuatro kilómetros perdió dos posiciones más. En la meta fue asistida durante una hora por los médicos, que le suministraron suero ante la deshidratación que sufría.Mónica Pont no acabó desengañada de su esfuerzo. Al contrario, ser sexta en unos Mundiales le supone entrar en una élite que antes sólo conocía de refilón. Podía presumir de haber ganado la maratón de Valencia, y hasta la de Rotterdam, pero sucede que en esta ciudad la inscripción femenina no suele ser de gran calidad, al contrario de lo que sucede con la masculina. En Boston también había corrido, y terminado en sexta posición, pero la portuguesa Manuela Machado, por ejemplo, tenía mejores clasificaciones en . Boston, en Londres, en campeonatos mundiales, en europeos...
Era la lucha de una muy buena aficionada, contra una gran profesional. Por eso Mónica Pont no puso mucho empeño en esa batalla, que tenía perdida de antemano. Corrió junto a ella, hasta que Manuela quiso. "Iba muy rápido y dando tirones, para descolgarnos a todas las que la acompañábamos. Aguantamos cinco hasta el kilómetro 17, entonces se fue con una rumana y nos quedamos tres".
En.ese punto comenzó la lucha interna de Mónica Pont. Sus compañeras de entrenamiento, María Luisa Muñoz y Rocío Ríos, ya se habían quedado atrás, y ella se veía compitiendo contra otra rumana y una japonesa por el tercer puesto. Comenzó a barajar la posibilidad de subir al podio.
El sueño duró tres cuartos de hora. Para entonces, las atletas que iban con ella se quedaron, atrás y quien la alcanzó fue la italiana Ornella Ferrara, más veterana y experimentada que ella, con mejor palmarés, pero con peor marca. A Mónica Pont no le impresionó la nueva compañía, sino las sensaciones que comenzó a tener. La dureza del circuito, el calor y el ritmo pasaban factura.
Ella bien podría haber competido bajo una estrategia más prudente, corriendo de menos a más. Entonces seguro que no hubiera sentido la fatiga y en lugar de perder puestos al final, los hubiese ganado. Pero quizá no fuera a estas, alturas sexta del mundo, sino que se hubiera podido conformar con su objetivo inicial de estar entre las doce primeras, y lo que es peor, se hubiera quedado sin saber de lo que es capaz compitiendo con osadía y ambición.
Mónica Pont se sintió supersatisfecha por lo alcanzado y lo único que lamentó fue que su estado no le permitiera expresar la alegría que sentía por su forma de competir: "He sido sexta y me he ganado un puesto para los Juegos Olímpicos. Lo mal que lo he pasado en los últimos kilómetros no puede empañar mi satisfacción, aunque haya perdido unos puestos importantes, pero también los he ido ganando durante el resto de la carrera".
Abandono de Ríos
Rocío Ríos, que partía de salida con las mismas opciones de una buena clasificación que Mónica Pont, se retiró en el kilómetro 25: "Nunca me sentí bien, notaba las piernas pesadas y supe que no tenía nada que hacer, así que decidí dejarlo, porque seguir adelante no me iba a deparar nada bueno".La campeona, Manuela Machado, toma el relevo de Rosa Mota, que conquistó la triple corona (título mundial, olímpico y europeo) en la pasada década. Su heredera, de 31 años, fue campeona europea hace dos años y subcampeona mundial hace dos. Ayer fue capaz de terminar los 42,195 kilómetros en, tiempo récord, 2.25.39 horas, dos minutos menos de lo que hasta ahora había sido capaz.
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