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Los políticos franceses guillotinan el 'Bébete show'

La nueva temporada de TFI, el canal de mayor audiencia en Francia, se hará sin el Bébete show, un programa de muñecos iniciado en 1981 y que llegó a tener casi diez millones de fieles telespectadores. Dos son las razones por las que la guillotina de la programación acaba con las marionetas en látex ideadas por Stephane Collaro: primero, porque TF1 es un canal que simpatiza abiertamente con la derecha, la derecha controla Gobierno y presidencia, y el humor necesita la libertad de poder arremeter contra todo para que su virulencia no sepa a demagogia. Un diputado de la actual mayoría, André Santini, resumía así la situación: "El Bébete show nació con Mitterrand y desaparece con la llegada de Chirac". En definitiva, se le agradecen los servicios prestados. La segunda razón de la muerte electrónica del Bébete es la competencia terrible que suponen Los guignols de l'info, los muñecos de Canal Plus. Una encuesta del semanario Le Point tenía como pregunta central: "¿Se siente usted guignol o bébete?". El resultado fue tajante: las marionetas de Canal Plus tenían un público más joven, más urbano y más cultivado que las de TF1. Los publicitarios comprendieron enseguida dónde había que vender sus productos, y el Bébete show empezó una serie de reconversiones -nuevos imitadores, menos comentario político...- que no sirvieron más que para desorientar a sus adictos.

El Bébete show era el símbolo de una manera de entender la política. Sus personajes, que eran animales humanizados -la rana Mitterrand, el cordero Raymond Barre, el pajarraco Jacques Chirac, etcétera-, discutían en un clásico bar du commerce y su humor descansaba en los juegos de palabras, en el retruécano y los chascarrillos. El de los Guignols es mucho más salvaje, transforma a Chirac en el Travolta de Pulp fiction sabe parodiar la cultura audiovisual. La consagración definitiva de los muñecos de Canal Plus se produjo cuando el aún candidato a la presidencia adoptó, en algunos mítines, el eslogan que, en broma, habían puesto en su boca los Guignols: "¡Mangez de pommes!" ("Comed manzanas"). Era una burla ante la vaciedad de un programa político en el que lo único claro era un logo en forma de manzana. Chirac asumió esa vaciedad e hizo que sus partidarios acudiesen a los mítines con enormes cartelones con manzanas dibujadas. Ya no necesitaba el Bébete show.

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