Patética revancha
Holanda venció a Alemania 21 años después de la final del Mundial 74
Media docena de supervivientes y, otras viejas glorias de la selección holandesa de fútbol que el 7 de julio de 1974 perdió en Múnich 2-1 contra Alemania la final del Mundial se tomaron la revancha. El viernes por la noche, en el estadio Tívoli de Aquisgrán ante 15.000 espectadores, los veteranos de Holanda derrotaron 1-2 a Alemania en un partido de fútbol con una fuerte dosis de patetismo.Volvieron a pisar la pradera. Unos con la frente marchita y otros con calvas brillantes. La idea era buena para establecer un clima de cordialidad entre dos países vecinos que, cuando se enfrentan en fútbol, desencadenan batallas campales en las calles entre gamberros de uno y otro lado.
La idea era buena, pero ya se sabe que el camino del infierno está lleno de buenas intenciones. El espectáculo de los nueve titulares alemanes de la final de 1974 y la media docena de holandeses del mismo histórico partido resultó patético. Aquellos 22 futbolistas, casi todos al filo del medio siglo, pusieron de manifiesto que no imitaron al doctor Fausto o que no funcionó el pacto con el diablo para conservar la eterna juventud.
Es verdad que alguno guardó la línea y su temperamento: el centrocampista alemán Wolfgang Overath, 51 años, está casi más flaco que hace 21 años y conserva la misma mala leche y brillante técnica; dos o tres regates de Overath en un palmo de pradera expandieron por el Tívoli un residuo de aroma añejo; dos toques de balón del Kaiser Franz Beckenbauer, 49 años; varios alardes de Rainer Bonhof, que con sólo 43 años abusó de su juventud; tres paradas, y otras tantas payasadas del irrepetible Sepp Maier, 51 años, y dos coladas, con el balón pegado a la bota, como mandan los cánones, de Berrid HoIzeribein, 49 años.
Eso fue todo por parte alemana, porque ¡qué tristeza fue ver a un fondón Uli Hoeness con sólo 43 años! El hoy seleccionador nacional Berti Vogts, 48 años, defensa otrora de cintura prodigiosa, se caía por el suelo ante cada recorte del contrario. El mejor goleador de todos los tiempos, el gran cazagoles Gerd Müller, 49 años, no rascó bola en el medio tiempo, de sólo 40 minutos, que jugó. En la segunda parte salió Günter Netzer, 50 años. Los tres pases que intentó fueron a parar a contrarios, se agarró Netzer la zona de la ingle y pidió el cambio con gestos de dolor. Un periodista comentó con crueldad: "Parece que le dio un ataque de apendicitis".
No cabe duda de que el entrenador del Barcelona, Johan Cruyff, 48 años, acertó al quedarse en España y no participar en el patético espectáculo. Le sustituyó como capitán holandés el durante años añorado en el Nou Camp Johan Neeskens, 43 años, quien aguantó hasta el final los 80 minutos que duró el partido de Aquisgrán. No obstante, en la segunda parte Neeskens pasó gran parte del tiempo con un trozo de hielo en la mano, para calmar los calambres. Otro conocido de la afición española, el ex valencianista John Rep, 43 años, conserva la línea, pero a los 20 minutos se fue. Los pulmones no le daban más de sí.
Se adelantó en el marcador Holanda, con un gol de Wijnstekers, quien no había jugado desde hacía 21 años. En la segunda parte empató Bonhof para Alemania. Poco antes del final, Willy van de Kerkhof, 43 años, que en Múnich jugó en la segunda parte, dio la victoria a Holanda en la revancha de Aquisgrán. Al final, todos contentos.
El espectáculo tendrá continuación. Para el 10 de septiembre, en Múnich, cuando Beckenbauer cumpla el medio siglo, amenazan con otro choque entre viejas glorias de todo el mundo.
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