Es un gato; bueno, sólo los bigotes
El Thyssen-Bornemisza organiza visitas para padres e hijos todos los domingos
-Está bajo el agua.-No, no, es que es de noche porque se ven la luna y una estrella.
-Pues yo veo un gato; bueno, sólo los bigotes.Son las consideraciones de un grupo de niños y niñas ante el fondo azul metálico de una pintura de Joan Miró. El cuadro El campesino catalán de la guitarra dio pie a múltiples y muy variadas impresiones en los pequeños que ayer visitaron el museo Thyssen-Bornemisza, en compañía de sus padres, respondiendo a la iniciativa de visitas guiadas para padres con hijos que el museo ha puesto en marcha desde ayer mismo.Para la mirada infantil, la barretina (sombrero catalán) con la que Miró representó al campesino es "un corazón rojo al revés", aunque alguno más avezado llegó a ver un "gorro". El pájaro relámpago cegado por el fuego de la luna es otra de las obras del pintor catalán contempladas en la visita. De título largo, dimensiones minúsculas y enorme fuente de inspiración para la imaginación de los niños.Para la inauguración de las visitas guiadas, de los cuatro temas, se eligió el itinerario Hombres y, mujeres. Padres e hijos fueron invitados a escudriñar las obras de arte propuestas para descubrir cada uno de sus personajes. "De momento, vamos a buscar un hombre en la calle", dijo la monitora, y alguno enfiló la puerta de salida para ejecutar la orden literalmente. No es un chiste. En realidad, las palabras de la monitora eran una invitación a contemplar la primera de las pinturas elegidas, Hombre en la calle, de Olga Rosanova. Con El fumador, de Juan Gris, los pequeños no acababan de ver el conjunto, pero sí las piezas ("veo una oreja", "aquí está el cuello", "eso es un cigarro"). Una de las más pequeñas, Silvia, confesó no ver nada de nada. Después del cubismo y el abstracto, los peques respiraron aliviados ante el Arlequín con espejo de Picasso. "Si habéis ido al circo", dijo una de las mayores, "siempre hay un payaso que es más listo, ése es el arlequín". Un pequeño grupo escultórico de Giacometti, El claro, hizo que los niños se emplearan a fondo. En las alargadísimas figuras del escultor, los pequeños veían "piernas", "zapatos", "señores gigantes", "allí se ve una abuela muy baja" y el colofón: "Son habitantes del país de los gigantes".Pero el verdadero alborozo llegó con el anuncio de que ahora les correspondía a ellos hacer su pequeña obra. Los chicos estuvieron encantados de trabajar el barro. Embutidos en bolsas de plástico ("nos hemos disfrazado de grillos") manipularon la arcilla para hacer su pequeño personaje.
Visita la colección con tu hijo y disfruta como un niño. Museo Thyssen-Bornemizsa. Paseo del Prado, 8. Metro Banco. Domingos (11.30 y 16.30), previa reserva en el teléfono 369 01 51. 500 pesetas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.