Anguita impone una negociación "pueblo a pueblo" con los socialistas o el Partido Popular
"Escuchad a las bases y callemos de una vez todos nosotros". Julio Anguita exigió ayer en la reunión del Consejo Político Federal de IU que fueran los militantes quienes, mediante referéndum, decidan, pueblo a pueblo, a quien apoyan. Sin apriorismos. Si es al PP, al PP. "Que cada uno pacte con quien le dé la gana". El intento de introducir una enmienda que hubiera impedido gobiernos de los populares donde IU tuviera la llave, fue derrotada. Pero por primera vez aparece una crítica moderada y numerosa al coordinador general y a sus más cercanos colaboradores.
Hacia las tres y media de la tarde el hambre arañaba los estómagos de los 165 miembros del Consejo Político de IU que todavía aguantaban en al sala. Y en aquel momento Julio Anguita subía hecho una pantera a la tribuna de oradores. A poner los puntos sobre las íes. Oposición, la que sea, pero, al final, se aprueba el documento presentado por la Presidencia. Y punto.Había sido una larga mañana. Más de 60 intervenciones de tres minutos cada una. Y más de la mitad fuertemente crítica con la estrategia electoral, los resultados o la política de pactos que el documento aprobado por la Presidencia había presentado. Y, sobre todo, por el sorpasso.
Por primera vez la contestación interna es mucho más amplia que la que ha venido mostrándose hasta ahora. Y también es verdad que fue aceptada con absoluta normalidad. La oposición a aceptar el triunfalismo poselectoral del que Félix Martínez de la Cruz había hecho gala en la apertura del acto no era sólo de los grupos casi testimoniales nucleados en torno a Juan Berga o Diego López Garrido.
Nadie niega el avance de IU, pero muy pocos se atrevían ayer a presentarlo como una gran victoria. Felipe Alcaraz, incluso, llegó a decir que aquello era una discusión de galgos y podencos y que lo importante era lo que había que hacer a continuación. Para él, ahora se inicia una nueva etapa política, más difícil por cuanto "el PSOE intentará recuperar su voto de izquierda sin cambiar su política". En la misma línea se pronunció Luis Carlos Rejón, que pidió que se dejara ya de discutir el éxito o el menos éxito. "Lo que hay que tener claro", dijo, "es que para cerrar el paso a la derecha hay que acabar con el félipismo".
Autocrítica
Felipismo sí o no. Un buen número de miembros del Consejo prefirieron dejarlo de lado. Y centrarse en la autocrítica. Las intervenciones iban más bien por rebajar el tono de la autocomplacencia y por estudiar nuevas estrategias: "abanderar la oposición a la derecha" (Rosa Aguilar), "recuperar el voto de la izquierda", (Alonso Puerta), "pérdida de una oportunidad histórica" (Moral Santín), "no podemos ni por acción ni por omisión dar el gobierno a la derecha" (Ángel Campos), "empezar ya a enfrentarse al PP" (López Garrido)... Pero el protagonista del día fue, sin duda, el sorpasso.
Para unos se trata de un concepto que no sirve en la actual situación española, para otros, es algo que no se ha sabido explicar a las bases, y para otros es una estrategia a medio plazo que consiste en superar al PSOE o a la derecha. En esto hay dudas.
Anguita subió como un rayo a la tribuna. Dijo que ya estaba bien de discutir por titulares de prensa y avisó: "Se vote lo que se vote, siempre queda el compromiso". Defendió con uñas y dientes el texto de la presidencia. Y soltó un auténtico chorreo a los presentes en medio de un silencio que podía cortarse con un cuchillo.
El argumento de Anguita, llevado a las últimas consecuencias, imposibilita cualquier modificación de las decisiones tomadas con anterioridad: Todo ha sido aprobado, luego, ¿por qué se cuestiona? Lo preguntó casi con las mismas palabras. El sorpasso fue aprobado como estrategia, el documento de política electoral, también se aprobó, el documento de pactos poselectorales, lo mismo...
Y especial referencia a la enmienda presentada por media docena de miembros del Consejo, encabezados por Juan Berga: lo de añadir que la estrategia de pactos tendría siempre como objetivo impedir gobiernos del PP. ¿Para qué? Eso, en opinión de Anguita, sería tanto como pedir los pactos con el PSOE. Y censuró que en el debate se hubiera hablado continuamente de acuerdos con los socialistas cuando "lo que todos vosotros aprobasteis fue que los pactos se harían con quien nos diera la gana". ¿Quién tiene que decir con quién y cómo? Anguita fue clarísimo: "Callad todos y yo el primero. Y dejemos que la gente en referéndum, pueblo a pueblo, lo decida. Si es necesario, yo iré al pueblo más pequeño y lo explicaré".
Votación. La enmienda presentada por Juan Berga, tuvo 24 votos a favor y 106 en contra. Con 20 abstenciones. Comparadas con otras propuestas del mismo, grupo, todo un éxito. Sobre todo porque Anguita antes de votar advirtió que él no la apoyaba. El texto sobre pactos, tal como lo presentó la Presidencia, fue aprobado por 128 votos, seis en contra y 21 abstenciones.
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