Guerrero salva los muebles del Athletic ante un Oviedo mejor
En teoría, el Athletic afrontaba un examen de matemáticas europeas; en la práctica discutía con el Oviedo una cuestión de orgullo tras el accidente sufrido en Donostia. Al final suspendió la segunda evaluación. Resolvió la ecuación europea, aún con múltiples incógnitas, pero no rescató la dignidad futbolística. El Oviedo vigiló cada parcela del campo con vocación de peón caminero y acabó por llevar al Athletic al precipicio, es decir a la pérdida del balón o a los centros de Goikoetxea, el único rojiblanco que rellenó el folio del examen aunque repleto de tachaduras.El partido estaba condenado al aburrimiento. El Oviedo destila oficio y cuajo en sus prestaciones, pero carece de sentido vertical. Su tendencia natural es al destajismo. El Athletic está en las últimas, sin pulmones ni cerebro y casi sin ganas de progresar, lo que unido a su inmadurez natural ofrece un dibujo infantil.
Recital de Prosinecki
Menos mal que Antic ha recuperado para el fútbol a Prosinecki, y gracias a ello San Mamés tuvo ocasión de disfrutar con este juego. El croata manifestó su concepto del fútbol total: dirigió la velocidad de su equipo, controló el balón, profundizó y defendió ante la asustada mirada de sus oponentes. Fue sencillamente un concierto genial que permitió al Oviedo rebuscar en las carencias defensivas del Athletic.Los rojiblancos tropezaron con el poste en dos libres directos de Karanka y Garitano. Y estaba el partido en su fase álgida de aburrimiento cuando el fútbol destapó toda su capacidad para la injusticia. Guerrero, ausente, indolente y abroncado por el público, controló el balón en el área y con la punta del zapato superó la salida de Mora. No fue su mejor acción, fue la única, y sin embargo resolvió el encuentro. Cuestión de talento.
Pero bastó. Rivas, en su intento desesperado para despejar el balón de chilena, lo único que hizo fue darse una costalada tremenda contra el césped de la zona interior de la portería que le obligó a retirarse en camilla. Fue un final lamentable para el Oviedo que mereció mucho más. El Athletic tocó el cielo injustamente.
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