El derbi más cruel
Béticos y sevillistas unen a su rivalidad habitual su lucha por una plaza europea
El viejo Villamarín se prepara para el derbi más cruel. Todo hace presagiar que la cita del 11 de junio será fratricida. Betis y Sevilla, ambos hoy en lugares que dan acceso a la UEFA, confluirán en el partido de eterna rivalidad con la clasificación europea por decidir. Mientras llega la fecha, la ciudad disfruta de una exhibición sin apenas precedentes. Ambos equipos están cubriendo registros históricos. El Betis busca su segunda mejor clasificación de su dilatada historia (sólo superada por el campeonato cosechado en 1935). El Sevilla, prácticamente lo mismo.Las aficiones demuestran una mezcla de euforia y recelo. Si ambos alcanzan Europa, apenas tendrá importancia qué equipo termine por delante del otro. Lo crudo será que uno quede apeado. Y el derbi, tan lejano y a la vez tan cercano, amenaza con juzgar, en un solo encuentro, todas las opciones posibles. Los jugadores de ambos equipos son
optimistas. Pero a todos ellos asalta un mal presagio: "El Barcelona estará ahí". Eso significa que Betis o Sevilla, sobra de la nómina del privilegio.El Betis rezuma euforia desde hace meses. Su campaña es, a toda luces, ejemplar. Tercero en la tabla, con siete positivos, son broches en apariencia suficientes. Pero no. La batalla por la UEFA se ha convertido en el objetivo prioritario. De puntillas, el Betis se ha metido entre los grandes el mismo año de su retorno a Primera. El patrón de la entidad, Manuel Ruiz de Lopera, siempre pide calma. Para él "la permanencia ya se ha conseguido. Todo lo demás llegará por añadidura". El dueño del Betis teme que sea su eterno rival el que les arrebate el sueño europeo.
Y, enfrente, tampoco reina la calma. Hace dos semanas Luis Aragonés lanzaba públicamente un deseo que él mismo creía imposible: "Ojalá esté todo decidido antes del partido en Villamarín". El Sevilla lo ha buscado. Ha imprimido al tramo final liguero una aceleración infernal. En los últimos 10 partidos sólo ha dejado escapar cinco puntos. La estela del Betis le ha servido de liebre. Pero el Betis no ha pinchado lo suficiente.
El calendario quema más a los béticos. La UEFA estará cerca si logran algo positivo en Riazor y solucionan por la tremenda el choque frente al Celta en Villamarín. Entonces esperarán el duelo de la máxima rivalidad con las cuentas bien hechas. El Sevilla también recibe al Celta, tan herido cuando llegue a Nervión como lo estará, seguramente, siete días después, cuando vuelva a Heliópolis. El Zaragoza, que parece más relajado tras el golazo de Nayim en París, aguardará después a los sevillistas en La Romareda. También necesita el Sevilla cubrir con desahogo estos expedientes. Quizá entonces sobre un empate en el derbi. Sería una corta reconciliación de 90 minutos con una igualada pactada tácitamente. Pero el calendario es caprichoso y todos los partidos tienen su historia. Todo puede empezar a salir este sábado si el Madrid es capaz de ganar en Camp Nou y el Espanyol detiene su desbocada persecución, tan agobiante como la que ha soportado el Betis de su eterno rival durante toda la Liga. El sábado, béticos y sevillistas estarán por primera vez de acuerdo: todos serán madridistas.
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