Nueva Zelanda desafía a Estados Unidos
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Ha llegado la hora de la verdad. A partir de hoy y tras cuatro meses de competición en la bahía de San Diego, EE UU y Nueva Zelanda disputan la vigesimonovena final de la Copa del América, la competición, de vela más prestigiosa del mundo. Los neozelandeses aspira a repetir la hazaña de sus vecinos australianos en 1983 y arrebatar por segunda vez a los norteamericanos su trofeo más antiguo y emblemático. Peter Blake y su tripulación confirmarían así la supremacía de su país en las grandes citas de la vela internacional.La final, que se disputa al mejor de nueve regatas, se presenta como la más disputada de los últimos tiempos. El Team New Zealand se ha mostrado invencible en las pruebas de clasificación, donde sólo ha perdido una regata de 38. Peter Blake cuenta en su equipo con 32 campeones del mundo. Entre ellos Russel Coutts, el timonel, que es campeón de la especialidad de Match-race (barco contra barco), la modalidad en la que se disputa la regata. El palmarés de Blake no tiene nada que envidiar al de sus tripulantes. En 1990 ganó la Vuelta al Mundo con el Steinlager, y el año pasado realizó la circunnavegación a vela más rápida de la historia, dejando el récord en 74 días.
El Team New Zealand sería claro favorito si no se enfrentase a Dennis Conner, cinco veces finalista de la Copa y un mago de las regatas de Match-race. Conner ha sufrido mucho en esta edicion. Su Stárs & Stripes era claramente más lento que sus rivales defensores, y sólo la pericia de su tripulación y la fortuna en las regatas decisivas le ha llevado donde está. Su cotización en los pronósticos ha subido mucho después de llegar a un acuerdo para disputar la final a bordo del Young America, hasta hace poco uno de sus rivales. La decisión ha sido aprobada por el comité de regatas, a pesar de la protesta de los neozelandeses. Según Conner, su nuevo barco es mucho más competitivo que el Stars & Stripes, sobre todo con vientos medios y en acelaración tras las viradas. Puede acusar, no obstante, la falta de puesta a punto.
La regata de hoy será decisiva para conocer las prestaciones relativas de los dos contendientes en su primer enfrentamiento. Si ambos barcos demuestran una velocidad similar, la experiencia de Conner y su tripulación puede ser un factor decisivo. Nueva Zelanda alcanza por primera vez una final de la Copa del América y este momento la superioridad de su barco ha evitado situaciones complicadas. Ahora, con el grial de la vela al alcance de la mano podrían fallar los nervios. "Llevar la Copa a Nueva Zelanda es el mejor regalo que podría hacer a mi país, pero hay que mantener la calina", ha dicho Peter Blake. Conner, por su parte, es un especialista en remontar situaciones adversas, y está satisfecho de no ser favorito: "La verdad es que no veo defectos en el desafío neozelandés".
Casi todo el mundo está de acuerdo en que una victoria de Nueva Zelanda sería buena. de cara al futuro. La próxima edición se disputaría en Auckland, un campo de regatas mucho más espectacular que el de San Diego, donde los vientos son muy ligeros y variables.
10.000 millones por cien guineas
El ganador de la Copa del América recibirá como premio una pequeña copa, conocida como la Copa de las Cien Guineas. Esté trofeo viajó a las vitrinas del New York Yacht Club a bordo de la goleta América en 1851, tras derrotar la embarcación norteamericana a la flor y nata de la nautica británica en la bahía del Solent. La victoria del barco estadounidense trascendió lo puramente deportivo. La Reina Victoria presenciaba la regata desde su yate. Tras conocer el desenlace, se dirigió al comodoro del club organizador: "Bueno, y ¿quién ha quedado segundo?., y éste respondió: "No hay segundo, majestad". A partir de ese momento, la Copa del América s¿ convirtió en un símbolo de poder, en el emblema de la imparable ascensión de EE UU como superpotencia.A lo, largo de un siglo, los norteamerica nos defendieron la Copa de sucesivos intentos británicos por recuperarla. Grandes fortunas se agotaron en el intento. A partir de los años 50 dejó de ser un duelo entre primos y se transformó en un acontecimiento internacional. En 1983, el Australia II arrebató la Copa por primera vez a los norteamericanos, que la recuperaron en Freemantle en 1988.
En los últimos años la regata es el gran escaparate de la tecnología naval y de la profesionalización de la vela. Los presupuestos que se manejan son astronómicos. El difunto Raúl Gardini, por ejemplo, gastó más de 10.000 millones en su desafío de 1992. No fue suficiente. El magnate Bill Koch, que había gastado una cifra similar, arrasó al Moro di Venezia con su América 3. España ha participado en las dos últimas ediciones. En 1992, con un presupuesto de 4.000 millones, el España 92 estuvo a un paso de clasificarse para las semifinales. En esta edición, en cambio, el Rioja de España ha rendido muy por debajo de lo esperado.
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