Estudiantes cae en el último segundo

Era de esperar. No iba a ser fácil que un equipo como Estudiantes, que ha deambulado sin rumbo durante toda la temporada, dejara escapar el tren de las semifinales sin más. Si se consuma, será un varapalo y por ello ayer demostró que no está dispuesto a consentirlo. En el primer partido ante Unicaja mantuvo el resuello hasta el último segundo, y aunque el equipo malagueño ha dado el primer paso para meterse en semifinales, ayer aprendió una lección: no debe permitirse ni un respiro. En el primer tiempo tuvo a Estudiantes contra las cuerdas y al final acabó ganando en el último suspiro. El equipo estudiantil fue un espejismo. Se hizo fuerte en el encuentro cuando propuso un juego bronco, muy alejado con el talento y la frescura del Estudiantes que hasta hace un año rozó la gloria.De salida, Unicaja intentó imprimir un ritmo rápido al encuentro. Estudiantes se estrelló en la férrea defensa de Unicaja, que sólo mostraba algún síntoma de resentimiento ante las entradas impetuosas de Mikhailov.

El partido se desenvolvía, por los derroteros que le gustan a Unicaja, que consiguió imponer su velocidad y poco a poco fue ganando distancia en el marcador hasta disfrutar de una máxima de 13 puntos (43-30) a falta de 3.37, mientras el equipo colegial parecía una caricatura.

Pero los cajistas se complicaron el partido. Los jugadores malagueños empezaron a precipitarse en ataque -tal vez porque se atragantaron en la defensa zonal de Estudiantes- permitiendo los contraataques de los madrileños y la aparición de Alberto Herreros, el factor más temido, que hizo estragos con sus lahzamientos y asistencias y fue él factor clave de la reacción de su equipo, que consiguió irse al descanso con sólo cinco puntos de desventaja (46-41).

Herreros había estado hasta entonces muy bien sujeto por Babkov, aun a costa de que Unicaja sacrificara la aportación en ataque de éste, y no consiguió su primera canasta hasta transcurridos nueve minutos, El relevo de Babkov lo tomó Manel Bosch, que se marcó un excepcional partido, siendo máximo anotador con 24 puntos.

El segundo tiempo fue otra cosa, incluso para los árbitros, que a veces dieron la sensación de no aplicar el mismo rasero, para desesperación del banquillo local, que rozó la técnica.

En los dos primeros minutos de la reanudación, Estudiantes igualó un partido que entró entonces en un durísimo duelo de defensas, con los codazos y empujones bajo tableros como principal arma, sin que ningún jugador evidenciara la frialdad suficiente para salir del atasco.

El partido transcurrió así hasta el intensísimo minuto final, en el que Unicaja entró ganando por cinco puntos, pero que a falta de 12 segundos sólo aventajaba en uno. Hasta ocho tiros libres se lanzaron en esos instantes, los dos decisivos de Mike Ansley a falta de cinco. Con tres de desventaja, Gonzalo Martínez se jugó un lejanísimo triple para igualar el encuentro que se estrelló en el lado exterior del aro, momento en el que el público entró en una fase de delirio con metas que parecían imposibles.