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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Arte y canas

Venerables del flamenco muestran las cicatrices de 244 años de oficio

Han cotizado el tiempo suficiente para incluir en su nómina varios trienios de artistas. El flamenco es su camino sin retorno, un veneno dulce sin antídoto, un virus sin vacuna. Como cuenta Chano Lobato, gaditano de 67 años: "Digo que estoy harto y sé que miento. Si me quitan de esto, me muero". Son tres payos, Chato de la Isla, cantaor, igual que Chano Lobato; Isidro, El Mono, bailaor, y un gitano a la guitarra, Juan Maya Marote. Suman entre los cuatro 244 años de vida. Casi los mismos que de oficio.El flamenco es un arte que madruga. Chato de la Isla, 68 años: "Empecé ganando dos pesetas. Con aquello comía y hasta tomaba café. ¿Que por qué me dicen Chato?, no hay más que verme la cara". El De la Isla, de San Fernando claro está, se presentó anoche acompañado a la guitarra por Paco de Antequera.

El lunes que viene le toca a Juan Maya Marote, granadino de 58 años y coleccionista de bastones. De su espectáculo, 15 minutos son para el cuadro que le acompaña y el resto un amistoso duelo de guitarras con un inglés, lan Davies. Le conoció en el Café de Chinitas y juntos han llenado el Reino Unido de rasgueos. "Es un fenómeno, lleva aquí toda la vida y se sabe mis 20 discos de memoria". Al son de la guitarra de Marote, que empezó siendo bailarín en el Sacromonte, han danzado las hermanas Utrera y la gran Carmen Amaya. A Marote sólo le acompañan recuerdos dulces. "Yo no he sufrido nunca, lo juro. En el flamenco entré con el pie derecho. Los jóvenes guitarristas, como solistas están bien, aunque corren mucho y están perdiendo la pureza. Toman el arte como si fueran las olimpiada?.

Para Chano Lobato (Cádiz, 1928) lo de venerable es ley de vida. "Hemos pasado muchas fatigas, porque hoy en el flamenco hay más consideración que en nuestros tiempos". De lampiño, se tundía los huesos trabajando en el muelle, "y por las noches salía por si encontraba a alguien bebiendo que me quisiera escuchar". Ha trabajado con Antonio el bailarín y con Mairena, cuyas lecciones no olvida. "Con todo lo largo que era Mairena, siempre decía: 'Chano, a Mí también me queda mucho que aprender".

Isidro se apellida El Mono porque lo quiso Antonio Gades un día que le vio patalear por bulerías en el teatro Price. Nunca estudió. Lo que sabe de baile se lo enseñó la historia, "y los grandes como Carmen Amaya y Antonio Marín, mi maestro, el mejor aunque era cojo". Ahora este madrileño de 61 años trabaja un par de veces al año, casi por capricho.

Venerables del flamenco, en Revólver Club (Galileo, 26), metro Argüelles. 10 de abril, Juan Maya Marote; 17, Chano Lobato, y 24, Isidro, 'El Mono'. A las 23.30. Entrada: 1.000 pesetas, con consumición.

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