Berlusconi saca el talonario
Tras su fracaso político , el presidente del Milan ordena una multimillonaria inversión para potenciar el conjunto
El mercado futbolístico tiembla de nuevo: el Milan vuelve a ser millonario. Tras su desengaño político, Silvio Berlusconi quiere recuperar el crédito popular con el fútbol. Su equipo brilla en Europa, donde está a un paso de su quinta final en los últimos siete años, pero en Italia el Juventus le ha quitado el campeonato. El pasado sábado los turineses vencieron en San Siro al Milan (0-2) y sólo horas después Berlusconi sentenció desde su lujosa villa milanesa de Arcore: "Adelante".Una respuesta tajante ante las insinuaciones de sus asesores deportivos para invertir de nuevo en una plantilla que se ha quedado vieja y huérfana de estrellas. El liberiano Weah (París Saint Germain) y el internacional italiano Atilio Lombardo (Sampdoria) son sólo un aperitivo de 2.000 millones de pesetas en el regreso milanista a la "cultura del talonario". Una amenaza para, todas las potencias europeas.
"Reafirmo la gran confianza. en el grupo actual, pero me doy cuenta de que hay que intervenir en el mercado de jugadores. Hacen falta varios retoques, sobre todo en ataque. Nos faltan centímetros y kilogramos, que marcarían seguramente la diferencia a nuestro favor", apuntó Berluscoi, que expresó su nostalgia por Rudd Gullit, el tanque del mejor Milan de la historia. De hecho, su equipo fue destrozado por dos pesos pesados del Juventus, Vialli y Ravanelli.
Berlusconi ya fabricó el gran Milan de mediados de los ochenta a golpe de millones. Así aterrizaron en la capital lombarda el trío holandés más lujoso de la década: Gullit, Rijkaard y Van Basten. El magnate italiano no regateó un ápice. Procuró un paraíso para los tres. Un ejemplo: Gullit añoraba a su novia holandesa y Berlusconi puso a su disposición una avioneta privada para que se desplazara a Holanda cuando tuviera un ataque de morriña. En aquel tiempo el cuadro rejinegro rechazó las rebajas del mercado nacional: pagó cerca de 2.000 millones al Torino por Lentini, el fichaje más caro en la historia del Calcio.
La hucha del empresario italiano se atascó tras su sorprendente irrupción en la arena política, tras ganar las elecciones de marzo de 1994. Con el país inmerso en un laberinto de corrupción el presidente quiso dar ejemplo y aplicó una política austera en su equipo de fútbol Nada de derroches. Capello tuvo que conformarse con una riómina de extranjeros más modesta: Raducioiu, Boban, Brian Laudrup, Desailly, Savicevic y Papin.
Bajo sospecha
Sin embargo, el ahorro de Berlusconi quedó rápidamente en entredicho. ¿Ejemplo moral o necesidad financiera? Italia se inundó de sospechas sobre el imperio televisivo del presidente. El imperio Fininvest hacía agua y el Milan se quedó sin crédito. En realidad, algunos medios italianos denunciaron con insistencia que Berlusconi, más que enarbolar la bandera de la moralidad, estaba escondiendo los graves problemas económicos que vivían sus empresas personales.
La cosecha de títulos no mermó, pero el equipo perdió brillantez. La pasada temporada el Milan se apuntó la liga italiana y la Copa de Europa, pero sólo en la final de Atenas frente al Barcelona (4-0) se vio algún rastro de la locomotora de antaño. Este año el Milan ha estado más que nunca al borde del abismo. Su tránsito en la Liga ha sido decepcionante, fue eliminado de la Copa en las primeras rondas y en Europa ha sudado sangre para entrar en las semifinales. Antes del partido del pasado miércoles en París, Berlusconi sintió que su juguete preferido, el que le otorgó el epíteto de "triunfador social" se le escapaba de las manos. Horas después del tropiezo con el Juventus -que apartó definitivamente al Milan del sueño liguero- Adriano Cialliani, administrador delegado y vicepresidente del Milan, que pasa por ser la "mano derecha" de Berlusconi en la dirección del club milanista, reconoció haber recibido la orden de reforzar el equipo: "El presidente ha autorizado los gastos de forma oficial. Es importante para llegar a obtener determinados objetivos".
"Es importante que Berlusconi haya autorizado los retoques para hacer aún más competitiva a una plantilla que merece respeto. Me ha confirmado su absoluta voluntad de mantener la estructura del Milan a los más altos niveles, pues no hay que olvidar que en los últimos nueve años hemos estado en el vértice del fútbol europeo", agregó Galliani.
La nueva ofensiva milanista tiene nombres propios. Así, desde diversos sectores, se da ya como fichado al liberiano George Weah, jugador de su rival en las semifinales europeas (el París Saint Germain). Un delantero de los que demanda Berlusconi: sobrado de kilos y centímetros. El PSG pide alrededor de 1.000 millones por el liberiano.
El Milan ha echado sus redes en el Sampdoria. Lombardo, un interior derecha de extraordinaria potencia que también destaca por su alopecia prematura, es uno de los jugadores preferidos de Capello, tasado por el equipo genovés en más de 800 millones. En Italia se estima que el fichaje de ambos sólo será ligeramente inferior a los 2.000 millones.
En la lista de futuribles figuran los jóvenes Thomas Locatelli (19 años), Massimo Ambrosini (18) y Fabio Galante (22). El primero es delantero y milita en el Atalanta, el segundo es centrocampista del Cesena y el tercero juega de defensa en el Génova y es la gran promesa italiana.
Jubilaciones
No es extraño que Berlusconi y Capello apuesten por los jóvenes. El armazón del Milan se ha envejecido. Cuatro estiletes de la vieja guardia acaban contrato este año: Franco Baresi (a punto de cumplir 35 años), Mauro Tassotti (35), Roberto Donadoni (31) y Daniele Massaro (34). Es seguro que continúe Donadoni y muy posible que lo haga Baresi. El capitán quiere seguir hasta marzo, de 1996. Japón es el destino de Massaro, que como Tassotti no será renovado. Y es que en Milán manda de nuevo la ley del talón.
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