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Olozábal choca con el violento

Desastroso día de Ballesteros, que le lleva al último lugar del Masters

Carlos Arribas

El defensor del Masters, José María Olazábal, sigue estirando como si fueran de goma los seis golpes bajo par que logró en su primera jornada. Una renta bien administrada que permite que las esperanzas de renovar el triunfo, aunque ligeramente tocadas, se mantengan aún en el terreno de la realidad y no en el de la utopía. Los 72 golpes, par del campo, con que terminó la tercera jornada le dejan en un total de -4, a seis del liderato, compartido por los norteamericanos Ben Crenshaw y Brian Henninger. Las ilusiones de Severiano Ballesteros, en cambio, no entran ni en el terreno de los sueños. Ayer repitió una de sus peores actuaciones en sus 19 Masters, 78 golpes (+6), lo que le coloca en la última posición, compartida con el aficionado norteamericano Tigre Woods, con 221 golpes (+5). Sólo seis jugadores van por encima del par en uno de los Masters con mejores tarjetas de los últimos años. Y todo, dentro de una explosión de jugadores locales.Olazábal sigue sorprendido de lo bien que le funcionaron las cosas el primer día. No es para menos; después ha tenido dos jornadas más acordes con su rea lidad actual. "Estoy muy bien te niendo en cuenta que sólo llevo jugados cuatro torneos este año, dice. "El Masters, por lo menos, me hace seguir teniendo confianza en que todo va bien". Los problemás de Olazábal ayer no fueron de tensión ni de nervios, sino de cálculo o, en términos golfísticos, de feefing. Si el viernes sus percepciones chocaron contra los greenes -a Olazábal el brillo de la hierba le decía que iban rápídos y tiraba con delicadeza, y a pesar de quedarse corto su mecanismo mental no lograba adecuarse a la realidad-, ayer sus golpes chocaron contra otro imponderable, el viento.

Clasificación

1. Brian Henninger y Ben Crenshaw, 206 golpes (-10). 3. Fred Couples (EE UU), Steve Elkington (Australia), Phil Mickelson (EE UU), Scott Hoch (EE UU) y Jay Haas (EE UU), 207 (-9). 8. Curtis Strange (EE UU), David Frost (EE UU) y John Huston (EE U U), 208 (-8). 11. Greg Norman (Aus.tralia) y Davis Love (EE UU), 209 (-7). 13. Duffy Waldorf (EE UU) y Corey Pavin (EE UU), 210 (-6). 15. Mark McCumber (EE UU), Raymond Floyd (EE UU), Nick Faldo (Inglaterra) y Mark O'Meara (EE UU), 211 (-5). 19. Tom Watson (EE UU), Hale lrwin (EE UU), lan Woosnam (Gales), Olazábal y Lee Janzen (EE UU), 212 (-4). 46. Tigre Woods y Ballesteros, 221 (+ 5).

"Este campo con el viento es complicadísimo", dice Olazábal. En las anchas calles del Augusta National Golf Club, un error de salida no es mortal de necesidad. Olazábal no es precisamente uno de los mejores desde el tee -ayer tuvo una gran tendencia a irse a la izquierda en las calles por culpa, de echarse mucho encima de las bolas-, sino que gana los torneos con su juego corto, con los hierros. Ahí es donde entra el viento, un elemento que en el campo de Augusta sopla de forma incontrolable.

"En el hoyo 14, por ejemplo, me cambié el viento. Yo creía que venía de frente, pero el caddie me dijo que venía de lado. Cogí un hierro más largo y me pasé", explica Olazábal. "Y en el 15 también nos equivocamos de hierro y me pasé". Con estos inconvenientes, el par que logró Olazábal casi es de aplaudir. Incluyó entre sus golpes alguno magnífico, como un chip cuesta abajo en el 14. El pro blema es que ése y otros grandes golpes sólo sirvieran para evitar los números rojos. "He jugado sólido", dijo el vasco como resumen. Una fórmula para decir que se es tuvo bien pero que se pudo haber estado mejor. Ballesteros no podrá celebrar hoy su 38 cumpleaños estrenando una tercera chaqueta verde de Augusta. Nervioso, sanguíneo y descontrolado, el jugador cántabro ayer empezó haciendo el yoyo -dos birdies, un bogey y un doble bogey en los cuatro primeros hoyos- hasta que se le rompió la cuerda y acabó por los suelos -tres bogey y un doble bogey en los 14 hoyos restantes. Una vez más, el número cuatro, un par tres, fue su infierno. En las tres rondas ha dado 14 golpes para embocarlo, cinco más de lo que marca el campo.

La última ronda se presenta más abierta que nunca. En un abanico de dos golpes hay nada menos que 11 jugadores. Y en seis -una distancia que no es insalvable y en la que se encuentra Olazábal-, 13 más. Normalmente el líder del tercer día puede ganar haciendo -1 el último. Así, la tarjeta del ganador estaría en -11 totales. Un número que pronostica Olazábal y que el vasco lograría haciendo 65 golpes hoy. Lo que supondría su mejor tarjeta de siempre en el Masters y que hace que Olazábal confiese que tiene "ligeras esperanzas" de repetir victoria.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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