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El pastor abandona a las 'vacas sagradas'

Cruyff hace mutis en un entrenamiento para los veteranos del Barça

Ramon Besa

Temían lo peor. Johan Cruyff les advirtió la semana pasada que hasta llegar a marzo habría entrenamientos específicos para las vacas sagradas del equipo. Y el pasado lunes, cuando miraron la pizarra antes de abandonar el camerino, leyeron que se habían quedado sin jornada de descanso semanal: quedan citados para el ensayo de mañana a las 10.30 los siguientes jugadores: Koeman, Bakero, Hagi, Stoichkov, Begiristain y Eusebio, es decir, la práctica totalidad de la comisión de veteranos, mientras el resto disponía de fiesta. Luego, al llegar a casa, vieron por la televisión y escucharon por la radio a Carles Rexach anunciando caña: hay que aumentar la preparación; hay que ser más agresivos; menos toque y más trabajo; tiene que haber mucha mentalización. Los diarios del día siguiente contaban lo mismo. Así que ayer fueron al vestuario preparados para sudar.No les sorprendió que ni Cruyff ni Charly rondaran por allí -"el mister ha estado en los servicios médicos con su esposa", argumentó un funcionario. Es difícil que ellos dos se pierdan el día de fiesta. Viven por encima del bien y del mal. Lo normal es que ayer, si iban a trabajar su forma física, estuviera allí en el vestuario el preparador Ángel Vilda. Y allí estaba Vilda con Alexanco frente a las seis vacas sagradas.

Equipados todos, enfilaron el camino del campo adyacente al Miniestadi. Había allí, al pie del cañón, más periodistas que nunca -normalmente la mayoría aguarda al final del ensayo en la antesala de vestuarios- y un centenar largo de aficionados. La sesión, precedida de un intercambio de opiniones entre técnicos y jugadores que no sobrepasa los tres minutos, comienza con tono de decepción entre los espectadores que aumentará con el discurrir de los minutos. Los futbolistas inician una sesión de estiramiento que habitualmente es el prólogo a un rondo. Lo dicho. Llegan los dos físioterapeutas, Angel Mur y Jaume Langa, y se, unen al grupo para completar el círculo.

El rondo es desesperante. La bola no corre y no hay jugada que dure más de tres toques ni admita una sola discusión como cuando el asunto va en serio -entonces, por un pique, incluso Stoichkov es capaz de dejar el entrenamiento-. La mañana invita al sesteo y una media hora más tarde se acaba el ejercicio. Nuevo estiramiento y, cuando el gentío huele la retirada, Vilda monta un partido de fútbol-voley al lado de la valla del campo para disfrute de los aficionados. Romario se habría partido de risa si llega a estar en aquel encuentro. Para asegurarse cierta continuidad en el juego incluso se permite que el balón de un toque en el suelo. El balón suena a hueco. Ganó el trio formado por Vilda, Alexanco y Mur, resultado que explica la tensión que presidió la contienda.

Los jugadores toman el coche -no es cuestión hoy de ir a pie- y vuelven al Camp Nou- para cambiarse. Luego desfilan uno a uno. Esta vez no hay ni mensaje oficial. Los capitanes no hablan. "Para mí hoy es día de fiesta", argumenta Bakero. "¡Lo digo en plan bien, eh!; no estoy cabreado. He venido a trabajar un poco". Toman la palabra Txiki y Eusebio. "Cierto que pensábamos que íbamos a realizar un trabajo físico fuerte", confiesa Begiristain, "pero al final ha sido un entrenamiento muy ameno y divertido para mantener la actividad".

Nadie sabía al final a qué habían ido los futbolistas más cansmáticos del equipo. ¿Fue un castigo? Vilda lo descarta: "Un castigo es bajar a la mina y picar 10 horas seguidas".

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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