Huida a la calidad
La demanda de los valores refugio por la crisis del peso mexicano aumenta la fragilidad de la peseta
La crisis del peso mexicano está provocando una huida masiva de los inversores hacia la calidad. Este pánico desinversor, que se ha llevado por delante no sólo a los mercados latinoamericanos sino también a los asiáticos -la Bolsa de Hong Kong ha llegado a caer un 40%-, ha tenido también sus efectos en Europa. Y concretamente en los mercados que ya estaban presionados por sus problemas políticos y elevados déficit públicos, como España, Italia y Suecia.La debacle mexicana ha hecho estallar la pompa de los mercados emergentes y muchos se preguntan si será irreversible. La conclusión de los analistas es que, cuando menos, la crisis del peso servirá para hacer más selectivo el capital. Y es que con la misma intensidad con que los inversores abandonan ahora estos mercados dirigieron allí sus fondos -en torno a unos 50.000 millones de dólares (6,6 billones de pesetas) en los últimos dos años-. "Hubo un boom indiscriminado de estos mercados que ahora está resultando en un pánico y ventas también indiscriminadas", señala Juan Pérez Campanero, economista jefe de J. P.Morgan España.
La vuelta a los valores refugio culmina vanos años de violentos movimientos en los mercados. Al tiempo que se ha desarrollado la tecnología para facilitar la toma de decisiones y que los gestores de fondos decidieron apostar por la internacionalización de sus carteras, se ha vivido la crisis del Sistema Monetario Europeo -que les reportó suculentas ganancias- en 1992 y parte de 1993, el boom del mercado de deuda europeo en 1993 -que aumentaron estos beneficios- y la inesperada depreciación del dólar y la caída, también inesperada, de la deuda europea, que el año pasado provocó fuertes pérdidas a estos fondos.
En los dos últimos años, los mercados emergentes se convirtieron en una apuesta, arriesgada, pero de alta rentabilidad. Que la crisis estallara en México, que acababa de entrar en la OCDE como el 250 país más desarrollado del mundo, ha disparado las alarmas. Los primeros meses de 1995 se presentan como los de la vuelta a las monedas más sólidas, como el marco alemán, avaladas por férreas políticas de lucha contra la inflación. El dólar, una moneda refugio tradicional, no se está beneficiando de este regreso a la calidad por su vinculación al peso, la moneda de uno de sus príncipales socios comerciales que se ha depreciado más de un 40%. "La demanda masiva de marcos alemanes es una señal a bancos centrales y gobiernos en el mundo de que sus políticas antiinflacionistas y control del déficit público serán más escudriñadas señala un analista de una entidad norteamericana.
"En ese proceso de huida hacia la calidad, los inversores se fijan en el segundo escalón de países con riesgo, que somos nosotros", explica Pérez Campanero. Los ojos del mercado se clavaron en España, además de por su inestabilidad política, por la "desafortunada" decisión del Banco de España de subir los tipos de interés -del 7,35% al 8%- en el momento en el que la peseta se mostraba más vulnerable.
"El aumento se interpretó como una falta de confianza y confundió las prioridades de la autoridad monetaria, ya que dos meses antes el Banco de España había asegurado que movería sus tipos para defender la moneda", señalan los analistas de FG Inversiones en su último informe. El gobernador Luis Ángel Rojo había dicho que la subida de tipos para apoyar a una divisa era inútil, tal y como había demostrado la crisis del SME.
Pérez Campanero cree que los mercados empiezan ya a convencerse del carácter preventivo (contra la inflación) y no reactivo (de apoyo a la peseta) de la medida. La prueba es la estabilidad de la peseta al final de la semana pasada (en 87,10 pesetas por marco, por debajo de las 88 que llegó a rebasar la semana anterior). La mayor calma de la moneda ayudó a estrechar el diferencial de la deuda con Alemania -que refleja la prima de riesgo que los inversores le exigen a España- hasta los 4,30 puntos en el caso de los bonos a diez años (en el peor memento de la crisis política llegó a aumentar hasta los 4,60 puntos).
Para algunos analistas extranjeros, la nueva depreciación de la peseta es "sorprendente teniendo en cuenta lo que ha caído en los dos últimos años", según señala Merrill Lynch en su último informe sobre Europa. En su opinión, la depreciación sufrida durante la crisis del SME
-un 30%-, debía haber eliminado, cualquier sobrevaloración que acumulaba la peseta desde que entró en el mecanismo de cambios europeo en 1989.
Pese a la relativa calma de los mercados la semana pasada, varios analistas consultados creen que la desconfianza en mercados como el español, italiano, argentino o mexicano se mantendrá en los próximos meses. En este sentido, las medidas de recorte del gasto, en 150.000 millones de pesetas, anunciadas por el ministro Pedro Solbes no parecen haber tenido el impacto deseado. Para Merrill Lynch, el riesgo de que empeore la situación política y de que haya elecciones anticipadas podría aplazar los ajustes en el déficit público, lo que "podría forzar a la peseta a quedar fuera del mecanismo de cambios y una mayor caída de la deuda".
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