Yugoslavia se estrena en familia
SIXTO M. SERRANOEl regreso de la selección de Yugoslavia al concierto internacional se produjo bajo los auspicios del anonimato. El choque entre los serbo-montenegrinos y la selección de Moscú-, con el que se alzaba el telón del Torneo de Navidad el sábado, parecía clandestino. Ni siquiera llegaban a dos centenares los aficionados que se acercaron al Palacio para presenciar la puesta de largo de la nueva Yugoslavia.
Embutidos en su uniforme de color azul, los cinco jugadores designados por Ivkovic saltaron a la cancha sin poder disimular, a pesar de la frialdad del escenario, lo importante que era para ellos ese momento. Tres años y medio después (Roma, junio de 1991), el equipo nacional de lo que queda de Yugoslavia competía de nuevo, superadas las sanciones de la ONU.
Djordjevic, Beric, Bodiroga, Savic y Rebraca fueron los elegidos. En la parte derecha de su pecho, el águila bicefala del escudo de Yugoslavia brillaba tras el fin de su cautiverio. En la grada un puñado de aficionados hacían ondear la bandera roja, azul y blanca de su país.
En este marco, uno de los mejores equipos del mundo echó a andar. Ahora Yugoslavia ya no cuenta con la excelente aportación de jugadores croatas (otra gran potencia) ni con la más limitada de eslovenos, bosnios o macedonios. Pero sigue siendo una impresionante formación. Lo demostró ante un buen rival como el combinado de Moscú. Y eso que faltaron sus tres mejores jugadores: Divac, Paspalj y Danilovic. Sin ellos y con muchos nervios, sobre todo en la primera parte, el grupo de Nkovic se apuntó la primera victoria (80-73) en esta nueva etapa, El ex barcelonista Savic, con 20 puntos, fue el más destacado; Djordjevic (15) y Bodiroga (11) le escoltaron.
El resultado, sin embargo, fue lo de menos. Como la. victoria de ayer ante la selección de Sáo Paulo (92-88) ante sólo 1.000 espectadores. Lo trascendente es su vuelta. El baloncesto mundial necesitaba a Yugoslavia.
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