El ejército negro
10.035 árbitros se movilizan cada semana para dirigir los miles de partidos de las competiciones oficiales
Ayer hubo Liga de Primera División, de Segunda, de Segunda B, de Tercera, de preferente y regional en sus diversas categorías, de juveniles y de infantiles. Difícil de precisar el número, porque ni la propia Federación Española lo conoce: "Diez de Primera, diez de Segunda, 40 de Segunda B, 171 de Tercera [no todos los grupos tienen el mismo número de equipos]..., más el resto. ¡Pufffl Habría que llamar a todas las federaciones territoriales para conocer cuántos partidos han sido y aun así, no sé, no sé, llevaría su tiempo, porque no todas tienen las mismas divisiones en preferente o regional", contesta un portavoz de la federación. Da igual que se sepa, todos los partidos se celebraron y gracias a que un árbitro. estuvo a la hora en punto y en el sitio indicado para dirigirlo.La organización arbitral es la que garantiza que esa cantidad ingente de partidos se celebren cada fin de semana. ¿Cuántos? Tampoco el propio presidente de esa compleja organización, Victoriano Sánchez Arminio, lo sabe: "Es difícil de precisar; miles, desde luego. Nosotros controlamos 10.035 árbitros y algunos dirigen dos o tres encuentros en una misma jornada, según la territorial a la que pertenezcan, porque en una pueden sobrar y en otra, faltar".
Donde más árbitros hay es en Andalucía, 2.221, pero proporcionalmente son menos que en Madrid, 533. Todos tienen entre 18 y 45 años, aunque hay quien, con permiso paterno, comienza antes. A ninguno les cuesta un duro el arbitraje, porque todo está subvencionado, menos el seguro y las cuotas a la Mutualidad. Quien quiera ser árbitro recibe un curso de tres meses, donde se le enseña el reglamento y su espíritu, y en el primer encuentro que se le asigne, siempre de infantiles, ya recibe 500 pesetas.
Entre esa cantidad y las 280.000 pesetas que se cobra por partido en Primera División hay muchas tarifas salariales, una por categoría. Los gastos de viaje son problema de cada uno, menos en Primera y Segunda Divisiones.
El caso es que el árbitro esté a la hora y en la fecha indicada donde su colegio le ha comunicado. "Los partidos que se aplazan porque el árbitro no se presente son excepcionales", asegura Sánchez Arminio. "Si esto ocurre es generalmente porque un partido programado para el domingo se adelante al sábado y no se comunique a tiempo. Pero aún así muchos de los encuentros se llegan a celebrar, porque al campo suelen acudir como espectadores dos o tres árbitros, que se ofrecen para dirigirlo. Si los equipos aceptan a alguno, el partido se disputa sin el mayor contratiempo".
El árbitro se distingue por ser una persona disciplinada. "Sabe cual es su obligación y la cumple. Es el secreto del funcionamiento de la organización arbitral. Va a donde tenga que ir y hace lo que tenga que hacer", dice el presidente de todos ellos. "Los abandonos se suelen producir a mitad de la primera temporada, cuando se les comienza a asignar partidos de regional. El trato que reciben no siempre es correcto y los que no lo superan, se van. Suelen ser un 20% de los que han empezado. Ya algunos también han abandonado antes, porque los partidos de infantiles tampoco suelen ser gratos; hay padres de los niños que son terribles".
La división de la organización arbitral en comités territoriales, que corresponden a la misma de las comunidades autónomas, permite una mejor disposición de este ejército de señores de negro, porque la mayoría sigue vistiendo con tal color. El presupuesto o las atenciones de la firma patrocinadora sólo ha dado para dar uniformes fucsia, amarillo y gris a los colegiados de Primera y Segunda Divisiones y es precisamente en estas fechas cuando comienzan a recibirlo también los de Segunda B.
El control de los 10.035 personas aptas para dirigir partidos es sencillo en las categorías nacionales, porque cada semana hay 22 árbitros para los diez encuentros de Primera, otros tantos para los de Segunda, 140 para los 40 de Segunda B y 599 para los 171 de Tercera. En las divisiones principales no existen problemas: 280.000 para el árbitro principal, 80.000 para los jueces de línea (hay 44 que ejercen como tales, procedentes de la Tercera División y que han visto frenadas sus posibilidades de ascenso) y 25.000 para el cuarto, que es uno elegido entre los de Segunda B. En Segunda División también todo está muy claro: 135.000 al árbitro, 60.000 a los jueces de línea (también específicos) y las mismas 25.000 para el árbitro de Segunda B que actúa como cuarto.
En Segunda B, la tarifa al árbitro se reduce a 18.000, pero recibe un sobre con 173.000 y de ahí tiene que justificar la liquidación a sus jueces de línea y gastos de viaje. "Si se ha gastado más, se le paga la diferencia; si no, devuelve lo que le ha sobrado", dice Sánchez Arminio. Los de Tercera División también tienen asignado un recibo único, pero de 50.000 pesetas, bajo las mismas condiciones.
La gran movilización comienza en las categorías inferiores, de Tercera División para abajo. En Madrid, por ejemplo, se celebran cada fin de semana entre 800 y 900 partidos -el propio gerente del colegio de árbitros no pudo precisar la cifra exacta-, por lo que cada uno de ellos sale a una media de dos encuentros, que es a veces más, porque unos 250 se celebran con jueces de línea.
"Dirigir un partido el sábado y dos el domingo puede llegar a ser algo habitual entre los árbitros del fútbol base", comenta Sánchez Arminio.
"La Liga Profesional de Fútbol puede sentirse satisfecha", concluye Sánchez Arminio. "Es cierto que corre con los gastos del arbitraje en Primera y Segunda Divisiones, pero le llegan los mejores árbitros que tenemos sin costarle un duro. Su formación, preparación y organización la pagamos nosotros. Subvencionan sólo la cúspide de una enorme pirámide que nadie sabe lo que cuesta".
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