Auriol vuelca y Sainz acaricia el título
Un accidente del francés sitúa al español en un lugar privilegiado en el Rally RAC
Se cubrió ayer el ecuador del Rally del RAC y Carlos Sainz (Subaru) se acercó un poco más a su sueño de proclamarse se por tercera vez campeón del mundo. Durante la segunda etapa de la última prueba de la temporada en Inglaterra, el piloto español cumplió su objetivo de mantenerse en los puestos de cabeza de la clasificación, que lidera su compañero Colin McRae. Y, al mismo tiempo, vio satisfechas nuevamente las esperanzas de que su rival en el campeonato, Didier Auriol (Toyota), tuviera problemas. Una salida de pista y la rotura del turbo dejaron al piloto francés al borde del fracaso.El inicio de las hostilidades del rally fue tan movido como el corto preámbulo del domingo. Era aún de noche cuando la carrera arrancó en Harrogate, al norte de Inglaterra. Y en el menú del día, el plato fuerte eran los tramos de los bosques de Escocía. El día no había nacido cuando las primeras noticias avisaron de un nuevo tropiezo de Auriol. El primer tramo de la jornada era extremadamente complicado. La oscuridad, el barro y algunas capas de hielo se alzaban como enemigos.
Las dificultades
El finés Juha Kankkunen, con el Toyota número 1, fue el primero en comprobar las dificultades, especialmente en la curva cerrada a la izquierda en el kilómetro 2. Después partió Sainz, y a punto estuvo de arruinar su expediente. En esa curva, su Subaru se fue por la cuneta, pero el bicampeón mundial lo devolvió a la pista. Unos minutos más tarde, Auriol no logró frenar a tiempo y su coche volcó.Auriol no tuvo tiempo de calcular el tiempo que se e echaba encima hasta que llegaron los espectadores para ayudarle a devolver el Toyota a la pista. Una vez el vehículo estuvo sobre las cuatro ruedas, regresó a la carrera para completar el tramo. El mundo se hundió a sus pies cuando le comunicaron que había perdido 10 minutos en el accidente, tiempo que, sumado a los cuatro cedidos el domingo, le dejaban a una eternidad de Sairiz, su único rival. La opción de ser campeón del mundo se le escapaba: pasaba a ocupar la plaza 93. La opción quedó convertida más tarde en una quimera cuando el turbo de su coche se rompió. Perdió cuatro minutos.
A partir de ese momento, en Toyota y en Subaru entraron en acción las cábalas y la calculadora. ¿Hasta dónde va a poder recuperar Auriol?, se preguntaban en el entorno de Sainz. ¿Aguantará el coche para intentar llegar hasta los 10 primeros?, era la duda acerca de Auriol. Para optar al título el francés necesita sumar puntos, es decir, situarse entre los 10 primeros.
Tal como quedó la situación tras los problemas de Auriol, el equipo de Sainz empezó a creer que el tercer lugar podía bastarle para ser tricampeón. Sin embargo, el piloto español no renunció a la pelea por la primera posición, que le aseguraría prácticamente el campeonato pues, de conseguirla, con los números en la mano ya no estaba al alcance del francés.
El duelo por el liderato se estableció a tres bandas: Sainz, Kankkunen y McRae. Casi siempre con dominio del escocés de Subaru, que fue el más rápido en seis de los ocho tramos. Su jefe de filas tuvo problemas para contener al finlandés hasta que éste sucumbió a la presión de defender sus posibilidades, las de su marca y las de su compañero Auriol. En el penúltimo tramo, cuando oscurecía, Kankkunen dio un trompo y dañó el frontal de su Toyota, un accidente que le costó la segunda posición, que heredó Sainz. La clasificación al término de la etapa quedó encabezada por McRae, con un margen de 1 m 16s sobre Sainz y 1m 45s sobre Kankkunen. La operación fue perfecta para Subaru y para Sainz.
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