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FÚTBOL PRIMERA DIVISIÓN

El Zaragoza golea sin piedad al Celta bajo la Iluvia

El equipo aragonés sube a la tercera plaza tras maltratar con fortuna al céltico

El Zaragoza no pudo sacar mayor rentabilidad de las debilidades del Celta. Goleó en un partido en el que nunca lució su mejor fútbol y que durante la mayor parte del tiempo fue controlado por el equipo vigués. Los aragoneses aprovecharon los dos primeros errores del Celta para colocarse a los 13 minutos con dos goles de ventaja, y a partir de ahí bastó la calidad técnica de sus jugadores y el convencimiento de que la lucha por el título también pasa este año por Zaragoza para que el ganador del partido estuviera siempre claro.El encuentro, que había. sido planteado por los técnicos como revancha de la pasada final de Copa, poco tuvo que ver con aquél. El responsable fue el Celta, que pese a la abultada derrota dejó muestra de los positivos cambios sufridos en su concepción del fútbol. El cerrojo y posterior pelotazo en busca de las carreras en solitario de Gudelj, ha dejado paso a un conjunto que toca el balón, achica espacios y presiona en medio campo para salir al contragolpe. Sucede, sin embargo, que no hay planteamiento que se sostenga si a los ocho minutos un despiste de la zaga permite a Poyet cabecear a placer ante Cano, y cinco después un inocente fallo del portero es aprovechado por Franco para colocar el 2-0.

Carlos Aimar no le volvió la cara al partido, pese a las desgracias, ni lo dio por perdido. Mantuvo su esquema, pero a este Zaragoza no se le pueden dar ventajas ni aunque cuente con bajas tan importantes como Cáceres y Esnáider. Jugando lo justo, buscando las existencias de Belsué, las llegadas de Poyet y las genialidades de Higuera, se encontró con un tercer gol al borde del descanso. Aimar siguió terco y se lo jugó todo a una carta, dando entrada a Sánchez y a Aguirrechu.

Una triangulación de manual entre Loreto, Higuera y Pardeza, resuelta por el ex madridista nada más reanudarse el encuentro, despejó cualquier duda que pudiera existir.

Víctor Fernández oxigenó el equipo pensando en el compromiso europeo de la semana y el partido perdió la chispa. La posibilidad de ver más goles y la euforia de la grada por el puesto de privilegio que alcanza el Zaragoza quedaron como únicos atractivos.

Así, con estruendo bajo la lluvia, cayó el Celta, permitiendo al Zaragoza ascender a una posición de privilegio, tercero en la tabla, intercalado entre las liebres -Deportivo Y Madrid- y el galgo perseguidor, el Barcelona. El partido no fue de los que se puede llamar de juego imaginativo. Pero el Zaragoza tuvo más fortuna, más oficio y sacó todo el provecho.

Ya con todo el pescado vendido, el segundo tiempo sirvió para manifestar el hermoso suicidio del Celta: dos delanteros sacó Aimar buscando lo imposible y encontró de nuevo la mala suerte, repartida con errores arbitrales en los fuera de juego. Gudelj había salido al campo con las botas cambiadas.

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