Profetas del balón en césped ajeno
El Móstoles, líder de Segunda B, vive el mejor momento de su historia con el campo en obras
El Móstoles está haciendo historia. Ha dado el salto desde la Tercera División al liderato de Segunda B, ha cedido un solo punto en cinco jornadas, golea, disfruta jugando y se ríe de los equipos más ricos. Pero este sueño se hace realidad lejos de casa. En su campo, el Municipal de El Soto, están instalando el césped que requiere la nueva categoría. No podían seguir jugando en tierra. Los goles de Carretero y las genialidades de Blanco están siendo celebrados en el césped del campo de Santo Domingo, en Alcorcón."Nadie podía imaginar lo que nos está ocurriendo", dice Casimiro Escudero, entrenador del equipo madrileño, "pero está claro que nadie nos ha regalado nada". Escudero dice que no existe fórmula mágica para explicar el salto que ha dado el equipo. La clave está en la entrega de los jugadores, según cuenta. Pero Puertas, el capitán, aporta una explicación adicional. "No tenemos la presión de estar ahí arriba y por eso jugamos más sueltos". A pesar de tanta bonanza, el equipo no ha perdido su modestia: "El objetivo sigue siendo mantenernos", apunta Escudero.
Jugar en Segunda B es duro. En el Móstoles no hay ni un jugador que se dedique profesionalmente al asunto de dar patadas a un balón. Puertas trabaja en un banco mientras acaba su carrera de Derecho. Blanco prepara oposiciones a Policía Municipal. Y Carretero, el goleador, está en paro, aunque de vez en cuando echa una mano a su padre, que es fontanero. Pero no se quejan. "Estamos acostumbrados a compatibilizarlo", dice Blanco. Conductores de autobús, fabricantes de jeringuillas, instaladores de muebles, estudiantes de Derecho, Economía, Psicología... Hay de todo.
"La masa social no está acompañando al equipo en sus triunfos", se lamenta el vicepresidente Salustiano González. Y es que el Móstoles sólo tiene 780 socios. Las obras del campo acabarán en enero, y para entonces la directiva espera que el pueblo vuelva al campo para ver a estos jóvenes que están siendo profetas en césped de ajeno.
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