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La rebeldía sindical es el primer escollo para Tony Blair en el congreso laborista

La semana es complicada para Tony Blair, el joven líder laborista británico. No es que la luna de miel con su partido a cuyo frente fue elegido casi por aclamación en julio haya terminado, pero su intervención de hoy ante el congreso nacional que comenzó ayer en Blackpool se espera. con incertidumbre entre los más tradicionalistas.

Hace menos de siete días, cuando Blair y su portavoz de Economía y Hacienda, Gordon Brown, explicaron en Londres las líneas maestras de lo que será la política económica del "nuevo laborismo", los líderes de las centrales sindicales presentes en el acto, torcieron el gesto con elocuencia.El domingo, en vísperas de la inauguración del congreso, los dirigentes de los dos principales sindicatos integrados en el partido en total, hay 27 centrales afiliadas y entre todas, copan el 70% de los votos dentro de sus filas insistieron en que sus delegados seguirán utilizando el llamado voto en bloque, en lugar del voto individual.

Todo ello representa un paso capital en la modernización del partido, aprobada en el Congreso del año pasado por iniciativa del entonces líder laborista, John Smith, fallecido el pasado mes de mayo, y que ha obligado a Tony Blair a adoptar una actitud firme en el sentido de que sólo es aceptable la norma de un hombre, un voto.

No hay duda, sin embargo, de que las promesas del nuevo y joven líder un abogado de 41 años, de desconocida capacidad profesional, creyente, educado en Oxford, padre de familia, de que los laboristas no volverán a ser identificados automáticamente con aumento de impuestos y desaforado gasto público, despertaron inquietud entre la izquierda.

Líder desconocido

La incógnita de hasta dónde puede llegar Blair, cuya campaña para alzarse con el puesto que dejó vacante el malogrado John Smith, fue costeada por influyentes personalidades del mundo de la comunicación, según revelaba el domingo The Independent on Sunday, se mantiene. Después de todo, el nuevo dirigente laborista es prácticamente un desconocido en las filas de su propio partido, a pesar de su buena imagen y sus excelentes relaciones con la prensa. De acuerdo con The Sunday Times, el crucial discurso de Blair, pasará por un realista recordatorio a sus huestes, en el sentido de que aún no están tan preparadas para gobernar como creen.De hecho, la imagen tradicional del laborismo como partido próximo a los sindicatos no se ha borrado todavía de la cabeza de los imprescindibles votantes de la clase media inglesa. Y la postura de los líderes sindicales contribuirá poco a ello.

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La tarea de Tony Blair se centra, pues, aparentemente, en desmantelar el viejo partido. En ofrecer una imagen de capitalismo compasivo o, como crudamente se recordaba desde las páginas del Financial Times el pasado sábado, simple y sencillamente de social democracia moderna.

El lema que el joven dirigente ha escogido para el Congreso de Blackpool es suficientemente representativo: "Un nuevo partido laborista para un nuevo Reino Unido".

De momento, en las sesiones no oficiales del Congreso celebradas el domingo, el comité ejecutivo aprobó una primera moción a favor de la unificación de Irlanda, siempre y cuando así lo decidan los habitantes del Eire y de Irlanda del Norte, rompiendo con la vieja tradición laborista de defensa de una unión de la isla, más allá del veto de los sectores pro británicos.

En todo caso, manana, John Hume, el líder del SDLI el partido católico con más represión en Irlanda del Norte sentación intervendrá ante los delegados laboristas para exponer su visión de la situación actual en el Ulster.

Lo único que, por ahora, parece estar dispuesto a mantener Tony Blair, es la localidad costera de Blackpool un enclave popular, pero escasamente atractivo, situado en la costa noroeste de Inglaterra como sede del congreso de su partido.

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