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FÚTBOL SEGUNDA DIVISIÓN

El Lega se empantana en su juego troglodita

El equipo de Duque exhibe un fútbol prehistórico y no sale del pozo

Carlos Marcos

Los Picapiedra acamparon ayer en el Municipal de Leganés. No estaban ni Pedro, ni Pablo, ni siquiera Betty y Vilma, pero el juego que desplegó el equipo local pareció salido de los tiempos prehistóricos, de cuando el cuero se usaba sólo de taparrabos y por balón utilizaban un pedrusco. El Leganés se tropezó con su propio invento: un juego de pedernal, que atraganta al degustador de buen fútbol.No es que las cosas estén para tirar cohetes en otros campos, Primera División incluida, pero lo arcaico de la propuesta del Lega fue dura hasta para el más recalcitrante. Cuando por la megafonía del campo se anunció que el Leganés B, que milita en Tercera, endosaba seis a su oponente, un socio gritó: "Aprende, Duque". El técnico pepinero no entró esta vez al trapo. O no lo escuchó.

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Carencias anatómicas

La situación del Leganés no es peor que la pasada campaña. En la primera vuelta, el Lega sólo consiguió tres puntos. En la actualidad, el equipo lleva dos y le quedan 14 jornadas (28 puntos) para equipararse al año pasado, que finalmente terminó con el Lega conservando la categoría. Si hay cinco ¿quipos, como ocurrió hace un año, que se empeñan en no sumar puntos, la situación del Leganés no es preocupante; si los de atrás comienzan a achuchar, veremos cómo conserva el pellejo el equipo, leganense. El Extremadura es uno de esos equipos llamados a batirse el cobre en la parte de abajo con el Leganés. Ayer se llevó los dos puntos sin demasiado esfuerzo.

Apuros para Aquilera

Después de una víspera de incertidumbre, Duque pudo contar con sus dos porteros titulares, Aguilera y Mario, que arrastraban sendas dolencias. Aguilera salió en el equipo titular y debió arrepentirse. Los 20 primeros minutos fueron un tormento para el meta madrileño. El contrario achuchaba, pero sus compañeros también. Hasta seis cesiones comprometitas le hicieron a Aguilera sus compañeros. El bloqueo era tan grave que los defensores enviaban a su portero el balón como desconociendo que desde hace un par de temporadas la regla manda que el meta no puede coger el balón con la mano. Lo dicho: abajo la modernidad, viva lo primitivo.

Dorado, Puncho y Nano enviaron auténticas pedradas que el pobre Aguilera se sacó como pudo. Entre los ataques visitantes y los regalitos de sus compañeros, el portero local pasó unos 20 minutos de angustia, que culminaron con un tremendo trompazo con el poste al intentar detener el primer gol local. Daba lástima ver a Aguilera abandonar el terreno de juego a la media hora, renqueante y mirando con mala leche a sus presuntos compañeros.Pisaba el terreno Mario, estandarte del equipo y quizá una baza ofensiva secreta de Duque, por aquello de que marca goles de cabeza. La afición se frotaba las manos ante tan esperanzador horizonte. Pero en la continuación, el Lega siguió con su juego de trinchera: balonazo al pedrusco y a ver qué pasa. Lo que ocurrió fue que entre tanto juego trompicado se coló Chuso, un jugador que vive el fútbol moderno y que ve dónde puede estar el peligro. Dos arreones suyos constituyeron claras ocasiones de marcar.

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El equipo pepinero vivía sus particulares minutos calientes, algo que nunca falta en el Municipal y que salva al Lega de partidos muy comprometidos, como ya se comprobó hace dos semanas ante el Éibar. En la primera jugada de Chuso, el balón se paseó por la portería sin que nadie llegara a introducirlo en ella. En la segunda, Antonio falló en el mano a mano ante el portero extremeño. Los minutos calientes pasaron y la posibilidad del Leganés de empatar se esfumó en esas dos jugadas aisladas propias de los años noventa. En un contraataque bien hilvanado por la delantera extremeña llegó el inevitable segundo gol visitante.

A un minuto del final, Nano, un lateral limitado técnicamente, pero sobrado de fuerza y pundonor, que tiene la orden de Duque de no subir con mucha frecuencia la banda, enganchó un zapatazo que se coló en la portería extremeña. Era un epitafio lógico a un juego ancestral.

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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