Stoichkov y Hagi desatascan al Barcelona
Hristo Stoichkov, un futbolista pasional, y Gica Hagi, un jugador gélido por naturaleza, sacaron al Barça de la cama. El equipo se agarró a la sociedad que forman el hombre más caliente y el más frío del plantel para doblar otra hoja del calendario. El seny del rumano y la rauxa del búlgaro redimieron a un colectivo que no cambió el pelaje pese a la entrada del otoño.Fue el Barcelona un equipo partido por la mitad. Hubo mucha puntería adelante y demasiados apuros atrás. Busquets llegó a salvar hasta seis mano a mano que provocaron la llorera del danés Christensen. Iru, por contra, contribuyó a la fiesta mayor azulgrana con un par de acciones que dicen muy poco en favor de un portero de primera. El Compostela fue un buen samaritano.
No tuvo el equipo gallego oficio ni empaque. Parecía bien puesto sobre la cancha: una línea de cinco atrás, otra de cuatro en la divisoria y un punta. No había otra salida que la de aguantar en su campo y pescar un balón a la contra en la medular para encarar al zaguero local de turno. Los errores individuales, sin embargo, condenaron al grupo, y propiciaron el triunfo de los extranjeros barcelonistas.
No encontraba el hilo al partido el Barça. El choque discurría por la cantinela de siempre. No había ritmo, ni fluidez, ni profundidad. Nadie conseguía meter un balón en condiciones en la cancha forastera. La negación supuraba por el remodelado Camp Nou. El equipo punteaba. El cuero rodaba a cámara lenta, y el Barcelona parado es como un jardín sin flores. Cruyff tampoco ayudaba en nada. Justo la. jornada en que podía contar por primera vez este año con tres exranjeros, sentó a Koeman.
La hinchada, avisada por el equipo de que el partido iba a ser una goleada, comenzaba ya a morderse las uñas. Cayó un gol por el arrojo de Stoichkov como podía haber ido el choque cero a cero. La tila tardó una hora en llegar. El tiempo que necesitaron Stoichkov y Hagi para desatascar la contienda. Ellos maquillaron un partido muy barroco.
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