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Reportaje:

Plusmarquista de la tauromaquia

Jesulín de Ubrique supera hoy la marca de El Cordobés en número de corridas toreadas

Jesulín de Ubrique torea hoy en Albacete su corrida número 122 de la temporada, una más que El Cordobés, quien, con 121 actuaciones el año 1965, alcanzó la cifra mayor de corridas toreadas en un año en toda la historia de la fiesta. Plusmarquista de la tauromaquia, el joven Jesulín, cuya aspiración es mandar en el toreo -"y para mandar", dijo él mismo, "hay que ser el primero consumará asimismo este año, con permiso de la autoridad, si el tiempo no lo impide y los toros le respetan, otras proezas que apenas tienen precedentes en las tres centurias de desarrollo continuado de la fiesta el próximo 15 de octubre toreará cinco corridas en otras tantas poblaciones: San Roque, Los Barrios, Tarifa, Conil y Chiclana, todas ellas de la provincia de Cádiz. Y antes, el 6 de octubre, se enfrentará a seis toros como único espada en Aranjuez (Madrid), para pasmo y regocijo de unas 9.000 mujeres, que gozarán de acceso gratuito al histórico coso.Redondeará con estas proezas y exhibiciones Jesús Janeiro, alias Jesulín de Ubrique, una popularidad que ya tenía ganada y se ha venido manifestando en la enorme expectación que suscita tanto en los ruedos como fuera de ellos. Su desparpajo y su ingenio coloquial, vertidos con desenfado durante sus numerosas intervenciones en televisión, lo han convertido en una figura simpática y querida por multitud de ciudadanos, que a lo mejor ni siquiera son aficionados a los toros.

Entre aficionados verdaderos, sin embargo, Jesulín suscita controversia, y entre los celosos guardadores del arca -conocedores de la tauromaquia, defensores del rigor conceptual-, rechazo, pues hace caso omiso del canon, quizá porque su acabada ejecución es lo más difícil y peligroso de la lidia. Cuando ocho temporadas largas atrás irrumpió novillero en la fiesta, Jesulín de Ubrique ya era así, tanto en cuanto concierne a personalidad como a estilo. Seguía escrupulosamente las maneras de Paco Ojeda, de quien hacía una imitación tan cumplida que unas veces parecía calco, otras caricatura; y retirado temporalmente este veterano diestro, se aventuró que cuando reapareciera, el público le acusaría de ser él quien imitaba a Jesulín.

Y algo de eso ocurrió. Ojeda volvió a los ruedos sin éxito mientras Jesulín levantaba clamores con los pases de pecho empalmados los parones y los alardes encimistas -llámanlos támbién tremendistas- característicos del torero que le sirvió de inspiración y le procuró fortuna. Y aún añadió otros elementos accesorios por su cuenta: reír mucho en el ruedo, dialogar con los espectadores, montarse encima de un toro -la afición gijonesa lo vio recientemente-, en claro despiporren y descarada desconcatenación del arte de torear.

Un nuevo público, con rotunda mayoría femenina, se sintió atraído por estos modos y trajo a la fiesta otra sorprendente transformación: ya no tiraba puros en homenaje al ídolo triunfador, sino sostenes.

La Maestranza de Sevilla, Las Ventas de Madrid y otras plazas consideradas serias no le han aceptado a Jesulín sus excesos, e incluso le han marcado con el baldón del fracaso, como ocurrió en la pasada feria de San Isidro. Lo cual no frenó la carrera de Jesulín hacia la plusmarca, pero sí sus honorarios, que incluso disminuyeron, al decir de taurinos profesionales. Y aquí entra en juego la tradicional economía de mercado: precios baratos venden más; con salarios bajos es más fácil firmar contratos. Y de esta forma Jesulín de Ubrique sigue imparable hacia la meta del centenar y medio de actuaciones, según se propuso, que serían más si no le llega a coger un toro en Bilbao a finales de agosto. Ayer alcanzó en Murcia la marca de El Cordobés, mañana la batirá en Albacete y al concluir la temporada habrá llegado a una meta quizá inalcanzable para los restantes diestros.

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