La Real fue generosa con el Zaragoza
La Real Sociedad ha cambiado su domicilio futbolístico. El nuevo edificio exhibe una fachada de postín pero pierde el color en las habitaciones centrales y el descuido es. absoluto en el patio trasero. Su edificación responde a un criterio irregular: el trío Karpin, Kodro, Luis García, da brillo y esplendor pero el resto tiene algo de bisutería decorativa que se desvanece con el polvo del ambiente.
El ruso Karpin se presentaba en sociedad y exhibió buenas maneras, mejores intenciones y el oficio suficiente para discernir las opciones ofensivas. Pero el salón es, demasiado ancho para un solo asistente. De Pedro e Iturrino, presuntos ayudas de cámara, si, tomaron el día libre.
Tamaña generosidad era una provocación para el Zaragoza, un equipo con el traje intacto de pasadas temporadas que se paseó por el edificio con galanura pero con exceso de diplomacia. Sólo al final perdió las buenas formas y se dedicó a ganar el partido. Adueñarse de la parcela fue tarea sencilla y el oficio de Poyet o el sacrificio de Pardeza aseguraban el control del festejo.
En el pasadizo central los peones del Zaragoza camparon a sus anchas pero en la intimidad
Auel área Higuera y Esnaider se comportaron con excesiva timidez. En cuatro ocasiones se asomaron a los aposentos de Alberto y en tantas otras se asustaron con su presencia.
El partido, no obstante, tenía el pulso vivo, con una diferencia fundamental: el Zaragoza pisaba el área y la Real Sociedad huía de la misma.
La amenidad del festejo, sin grandes números pero con saludable simpatía, parecía conducir el partido al tópico habitual, si perdonas el exceso te matan por defecto. Y resultó que del oficio del Zaragoza obtuvo la Real Sociedad el beneficio. Una incursión por la banda, un centro intencionado y Kodro -siempre Kodro-, que confunde a Cedrún en el remate.
El festejo se olvidó de la normativa. La Real Sociedad le echó tanto corazón como miedo y el Zaragoza perdió el tacto pero recobró el espíritu. Los maños apretaron los dientes cuando vieron comprometida su credibilidad futbolística.
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